Una vez estaba barriendo el living y tenía ganas de llorar y no sabía por qué, pero estaba súper triste. Mi mamá me preguntó qué me pasaba y yo le dije que estaba estresado por la universidad y que no estaba avanzando, y ella me dijo que pediría hora con una psicóloga.
Sentía un gran malestar estomacal, dolor, andaba incómodo, no me podía relajar completamente, ni al estar acostado, solo durmiendo me relajaba. También siempre estaba preocupado, estudiando y pensando en los otros ramos que no estaba estudiando, andaba a mil por hora.
Me sentía muy cansado, terminaba las clases y no podía hacer nada más, quedaba exhausto, y me sentía flojo porque no tenia energía.
Estaba deprimido todos los días, me podía reír pero estaba mal, no sabía qué hacer. El mundo se me vino abajo. Ahí verdaderamente toqué fondo, y no podía salir, no podía hacer nada al respecto.
Cuando tuve la primera sesión sentí esperanza, fue como una cuerda para salir de un pozo, fue como: si sigo con esto, voy a estar bien, voy a mejorar. En esa sesión aprendí que la ansiedad no se puede quitar, de hecho es necesaria, pero sí se puede sobrellevar. Hay una solución para esto, y eso me dio mucha esperanza.
A la tercera sesión ya comenzó a mejorar mi ánimo, me sentí más relajado, me costaba menos quedarme dormido, antes estaba como una hora despierto solo pensando, y ahora no pienso tanto, solo me duermo.
Empecé a notarme con menos ojeras, menos cansancio corporal, también en la mente la ansiedad no estaba, o sea, estaba, pero no me controlaba tanto ella a mi.
La relación con mi familia cambió, ahora me encuentran más rebelde, porque demuestro más mi carácter, antes era como un pollito, súper dependiente, y ahora trato de independizarme más, y a mis papás les cuesta darme más libertad.
Me siento más confiado en mí mismo, y antes mi confianza se depositaba en mis papás, y no tanto en mí.
Ahora tengo más energía para hacer lo que me gusta (por ejemplo, aprender a tocar guitarra) y cuando no me sale, me frustro, pero ya no me dura tanto el enojo como antes.
Lo que más me ayudó fue dibujar a mi ansiedad, así la pude separar de mí, saber que no soy yo. Ahora le digo: “ya te vi, déjame tranquilo, ahora no, después si querís”. Cuando voy a dormir, le digo “ahora no”, y simplemente duermo.
Antes yo creía que YO era la ansiedad, pero ahora sé que yo soy más que eso, y la mando lejos.
Como consejo a alguien que esté como yo estuve, le diría que trate de separar su ansiedad de él mismo, que él no es su ansiedad, que está sobre ella. Y también le diría que descanse más, porque no importa que no todo le salga perfecto.
Recomendaría trabajar con esta psicóloga porque a mi me ayudó, yo sí vi el cambio, lo experimenté yo mismo. Tuvimos solo 6 sesiones y estoy muy bien, soy la prueba de que la ansiedad se puede dominar, y no dejar que ella te domine a ti.