Muchos síntomas indican ansiedad, sin embargo, presentarlos no significa que tu hijo o hija tiene un trastorno de ansiedad. 

Es importante prestar atención a qué tan frecuente se presentan estos signos, la severidad de los síntomas y el período de tiempo en que se dan. Se agrupan según el impacto que tienen en las emociones y fisiología del niño, comportamiento y pensamiento. 

Para que ganes tiempo en la detección de estos síntomas, aquí te presento un listado de ellos:

Emocionales y Físicos

Es común que los síntomas de ansiedad sean físicos dados los cambios que ocurren en el cuerpo cuando la respuesta “pelea o huye” del cerebro está activada, por ejemplo: 

Conductuales

Pensamiento

Preocuparse y pensar demasiado es un signo de ansiedad, especialmente cuando  estas preocupaciones “controlan” la mente, y cuando parecen irracionales para el resto de las personas. Ejemplos: 

Dependencia

Los niños ansiosos buscan seguridad, alguien en quien confiar y que les asegure que todo estará bien. Esta dependencia es parte del baile de la ansiedad. Ejemplos: 

Exceso o extremo

Los niños ansiosos pueden ver situaciones pequeñas como grandes problemas, por ejemplo: 

Funcionamiento

Es común que quieran evitar la fuente de ansiedad y no salir de su zona de confort, pero un niño o niña con ansiedad no necesita esperar a sentirse perfectamente calmado para hacer lo importante y funcionar bien. 

Pueden aprender a bajar el volumen de la ansiedad y seguir su camino. Ejemplos de cómo se ve alterado su funcionamiento: 

¡OJO! Estas listas de síntomas no son exhaustivas y no permiten diagnosticar un trastorno de ansiedad. Esta delicada tarea la debe realizar un profesional de la salud estudiando el caso a caso en profundidad.

Si después de leer esto, tienes más sospechas de que tu hijo o hija es ansioso/a, estás un paso más cerca de ayudarlo/a y conseguir la ayuda necesaria para manejarla. 

Esta información fue obtenida del libro Anxious Kids: How children can turn their anxiety into resilience, de Michael Grose y Dr. Jodi Richardson (2019), traducido y adaptado por mí.

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