Abigail, 21 años.

Antes de consultar con Paz estaba triste, desesperanzada, con esa sensación de “me voy a quedar así para siempre, esto va a estar siempre conmigo, nunca voy a poder salir de esto, mi cerebro es así y no voy a cambiar, lo único que puedo hacer es aguantar”. Estaba deprimida, no tenía ganas de hacer nada ni de trabajar, me había salido de mi trabajo y no sabía qué hacer. No sabía qué estudiar y me presionaba mucho.

Conocí a Paz y me gustó mucho su carisma y que me dijera que había pasado por lo mismo y que ha hecho charlas y pensé “ojalá algún día pueda llegar a hacer eso”. Sentí que esto tiene arreglo y que ella me iba a dar las herramientas para llegar donde quiero.

Antes no hablaba con nadie por la ansiedad y me sentía sola, estaba todo el día acostada en mi cama. Sentía muy lejanos a mis amigos, como con una pared, no me atrevía a abrazarlos, decirles te quiero porque pensaba “qué van a decir”. Ahora me atrevo a preguntarles cómo están, los invito a salir, voy a hablar con mi hermana, resolver tranquilamente los problemas con mi pololo, de a poquito estoy en eso.

Después de la terapia cambió mi optimismo, ya no tengo la mentalidad de que “no puedo”. Ahora pienso que voy a poder, me va a costar, voy a tener pena pero voy a poder. Ahora disfruto más a las personas, a mis amigos y mantener esa conexión con las personas es lo que me hace sentir bien y feliz. Me dejo llevar, no ando tensa y me volví a reír a carcajadas. Estoy más conversadora… incluso me han dicho ¿en qué momento te vas a callar? 😀

He vuelto a mi esencia, a ser la Abi de antes. Y me sorprende porque fueron 3 meses en terapia, lo que me ayudó mucho a motivarme, tomar la iniciativa y mantenerla. Ahora pienso que hay que exponerse a hacer las cosas aunque me ponga como un tomate y saber que puede salir mal o bien, voy a estar agradecida de que al menos lo intenté.

Si pudiera aconsejar a alguien que tenga esta dificultad le diría que vaya con Paz, que se atrevan y que tengan consciencia de cómo están y tengan las ganas de salir adelante. Que se atrevan a hacer las cosas, intentar todos los días un desafío chiquitito. Al final todo sale bien.

Claudia, 28 años.

Antes de consultar con Paz me sentía muy sola, encerrada, no estaba compartiendo con nadie, pero sabía que eso estaba mal, estaba sin trabajo formal, pasaba mucho tiempo sola, me daba flojera levantarme y me fui más para adentro de lo normal, eso fue lo que me hizo tomar la decisión de tomar estas sesiones.

Después de la terapia comencé a tratarme mejor, no pensar tan negativo de mi misma, yo me criticaba demasiado. 

He tenido logros significativos, de hecho encontré trabajo, quizás para otras personas estos logros son pequeños pero para mí son muy grandes. Ahora no me cuesta nada entablar una conversación, no es un problema para mí. 

También he salido mucho más, he visto más a las personas que conocía, yo misma organizo salidas. Ahora salgo más de la cama. Mi pololo ve un cambio, lo acompaño a cosas. Salgo sin él a hacer mis cosas y además, me he sentido mucho más cercana con mi mamá.

Ahora que entré a trabajar me han dicho varias personas que ando más feliz, más activa, con más energía, con ganas de juntarme con personas. Toda la vida había evitado hablar con la gente y ahora lo estoy haciendo por primera vez, si bien la ansiedad está presente, lo hago igual.

Si pudiera aconsejar a alguien que tenga estos problemas le diría que lo intente, que se atreva a hacer cosas que le provocan esa ansiedad porque al final es lo único que ayuda. Que busque ayuda porque es necesario estar acompañado.

De todas maneras recomiendo a Paz porque es muy cálida, desde el primer momento se da la  conexión con ella, fue muy relajado todo desde el primer momento.

Susana, 37 años.

Estaba cansada y aburrida de la situación, de la lucha de ¿cómo esto no pasa?, ¿cómo sigo así aún a mis casi 40 años? Quería que dejara de pasar, tener las herramientas para manejar la ansiedad.

Con Paz aprendí que sí había herramientas para superarlo, que era algo que tenía arreglo y que ella misma lo había vivido, se especializó y el escuchar “a mí también me pasó” me ayudó mucho.

Sé que esto no es que vaya a dejar de pasarme, pero ahora tengo las herramientas para enfrentarlo.

Al principio sentía incredulidad de las cosas que me decía Paz, mi mente me decía ‘no funciona’, ¿y si no puedo? Después me di cuenta que era un trabajo mental decir sí se puede, hay que probar, hay que atreverse. El decir: me da miedo pero lo hacemos con miedo. Soy valiente. Sé que esto me puede volver a pasar pero ahora lo veo más tranquila y sé que lo puedo enfrentar paso a paso.

Los cambios que veo en mí con la terapia es que me siento más tranquila para hablar, pude exponer frente al curso de mi hijo, me resultó todo bien, logré controlar la ansiedad, pude interactuar con la audiencia, entenderlos, estuve tranquila. No me autoflagelo ante las situaciones, ahora me hablo bien y cambio el foco. Mejoré mis habilidades de comunicación, las asimilé bien. Mi estado de ánimo ha estado bien, tranquila.

Si pudiera aconsejar a alguien con estas dificultades le diría que fuera a terapia, que SE PUEDE llevar la situación de una mejor manera, sin autocriticarse. Ahora yo fluyo mucho más, me conozco mejor y me quiero más, y con eso me puedo tratar mejor.

Paz realizó la terapia desde el conocimiento y desde el “a mí me pasó, yo estuve en el lugar que tú estás y estoy en el lugar en el que quiero llevar a las personas que llegan a tomar mi terapia”. Es esencial cuando uno entiende en el cuerpo y alma lo que a uno le pasa. Paz es capaz de entregar, entender y escuchar.

Daniela, 52 años.

Antes de iniciar la terapia me sentía angustiada y con un sentimiento de ansiedad muy fuerte y que yo sentía que ni siquiera con mi psicólogo de años se me había pasado. 

Me sentía perpleja porque había vuelto a mi trabajo después de un tratamiento de quimioterapia y el reencontrarme me costó porque sentí el cariño pero también hostilidad de mi equipo de trabajo. Quería entender y darle punto final a lo que me estaba pasando.

Ahora he dejado de tomar medicamentos, antes sentía ataques de angustia y me sentía tremendamente ansiosa en reuniones por Zoom, la espera me ponía cada vez más ansiosa y en una reunión que tuve sentí que se me adormecieron las manos y los pies. Mi angustia me dominaba completamente y eso se diluyó…

Hoy no me calla nadie, participo mucho más, tengo mejor manejo. He notado la diferencia, antes terminaba con dolor de cabeza pensando lo que iba a decir y sentía una gran incomodidad, pero el poder reaccionar distinto a la ansiedad, saber adónde tengo que enfocarme me da un conocimiento de otra dimensión de la angustia.

Di pasos gigantescos en 3 meses de terapia. Mi vida cambió dinámicamente, diariamente siento las cosas distintas, me siento más tranquila, me siento más acogida, he logrado recuperar la confianza de las personas que me la han estado ofreciendo y yo en mi angustia o pánico no me daba cuenta, hay una escucha activa y eso me da mayor seguridad. Acallé el diablito que me decía: tú no lo vas a lograr. Logré acallar esa autodestrucción.

Todo este proceso te lleva a sentirte más segura de ti, ya no digo a todo que sí para no perder espacio o importancia, antes andaba “puro dando jugo”.

Si pudiera aconsejar a alguien con estas dificultades le diría que tome conciencia que esa situación de angustia o pánico pasa cuando no estás enfocado en ti y hay un trabajo que cada uno tiene que hacer. La terapia con Paz es muy útil porque lo que yo lo logré gracias a su enfoque, su acercamiento y manera de trabajar las cosas. 

Vanessa, 45 años.

Antes de iniciar la terapia estaba teniendo crisis de angustia muy terribles, dormía solo con remedios, incluso había noches en que no dormía ni siquiera con medicamentos, con angustia, con mucho miedo a salir, me había cambiado a vivir hace poquito a Santiago y estaba perdida y desorientada.

Desde que hice la terapia mis pensamientos se transformaron en verdaderas fortalezas, yo siempre he querido estar mejor, entonces recibo bien la ayuda. Yo necesitaba una mentora, una guía, alguien que me dijera por dónde pasar.

Actualmente puedo dormir sin pastillas y eso es porque estoy más tranquila. Es una prueba fehaciente de que estoy mejor. Yo no dormía por ansiedad… Ni siquiera la melatonina me ayudaba. 

Me atreví a presentar teniendo el peor pánico. En mi peor momento estuvieron las chicas del grupo y la Paz, y me dijeron “vamos Vane, estamos contigo, te entendemos”. 

Enfrenté la ansiedad de manera diferente y de ahí se rompió algo. Siento que he avanzado mucho. 

Otro cambio notable fue el atreverme a ir por más, atreverme a enfrentar lo que siempre había evitado… y siento que estoy haciendo de esto un estilo de vida. Todo esto me ha traído mucha tranquilidad. Llegué a esta terapia sin saber qué iba a pasar y me voy con una caja llena de herramientas ahora.

Si pudiera aconsejar a alguien con ansiedad social le diría que busque a Paz, que tome la terapia, que le va a cambiar la vida porque si cambia la mentalidad, cambia la vida.

Daisy, 40 años.

Antes de decidir iniciar la terapia con Paz, recuerdo que habíamos dejado de usar las mascarillas y me di cuenta que se me notaba mucho cuando me ponía roja y eso  me daba lata.

Sentía mucho miedo a compartir las opiniones con la gente, colegas. Sentía que no sabía nada, me sentía muy tonta, y sentía que mi opinión no importaba. Tenía miedo a expresarme, a disertar, a compartir cosas en mi trabajo.

Sentía ansiedad de encontrarme con gente en la calle, me daba mucha vergüenza saludar y que creyeran que yo era pesada o que me creía mucho. 

En un momento comencé a revisar la página de Paz y sentí que ella describía lo que me pasaba y todo eso era lo que yo quería trabajar para estar más tranquila.

Ahora estoy consciente y sé lo que tengo que hacer, me concentro en lo bueno.

Ahora me siento como una rockstar porque cuando me encuentro con gente conocida los saludo a todos.

Sé que aún me falta alargar las conversaciones, pero he ido avanzando en ese aspecto, ahora no soy tan perfeccionista. Estoy más tranquila, no me estreso, ya no me pongo roja al ver gente y eso se siente muy bien, me da mucha tranquilidad no estar pensando todo el tiempo en qué va a pasar, o pensar “me voy a poner roja”, ahora no me paso tanto rollo. Mi ansiedad ha disminuido, ahora tengo las herramientas para enfrentarme al mundo laboral,  que era lo que me estresaba antes.

Mi consejo para las personas que tienen ansiedad social es que se traten bien, esto es algo que le pasa a muchas personas, no estás solo y se puede salir de esto, se puede salir del ciclo de creer que todo lo haces mal. Con algunas estrategias puedes lograr muchas cosas.

Yo recomiendo la terapia con Paz porque uno se da cuenta que hay otras personas que pasan por lo mismo, compartes experiencias y este compartir te va enriqueciendo y vas viendo que no eres la única y que sí se puede salir de esto. En este ambiente seguro te sientes escuchada y no juzgada. 

Todo eso que a uno le da miedo conversar con los demás va desapareciendo al llegar al grupo y te da confianza hablarlo. Sólo asumiendo que me pasaba esto comencé a solucionarlo, cuando me abrí a eso me empecé a sentir mejor. Las estrategias que comparte Paz ayudan mucho.

Denisse, 32 años.

Antes de consultar con Paz tenía mucha inseguridad en torno al trabajo, mi círculo es de muchas personas y siempre me sentía mal por el temor de no poder expresarme, no poder dar mi opinión, siempre buscar escapar de donde hay mucha gente porque me siento angustiada o me pongo roja, por todo esto me ha costado tener lazos con los demás, soy muy desconfiada. 

Todo esto para mi era tan tabú que no lo expresaba con nadie más, hasta que vi que Paz apoyaba a personas como yo, fue mágico porque me di cuenta que hay muchas personas más con ansiedad social. 

Después de empezar la terapia comencé a mostrarme en las redes, a compartir como soy y eso me va dando seguridad en mí misma. Ahora escribo y opino en los grupos de chat, me he ido soltando.

Ahora puedo compartir esto que me pasa con una colega cercana, con mi pareja, he podido expresar que tengo ansiedad social y esto no es terrible. También he podido hablar mucho más en las juntas con mis amigos, las conversaciones fluyen bien y ya no estoy con temor a lo que pueden pensar de mi. 

Mi ansiedad se redujo bastante, aún así siento que esto no termina porque siempre voy a tener que trabajarlo pero me siento tranquila porque es algo que me atreví a enfrentar. Mi estado de ánimo mejoró aún más porque pude compartir esto a mi familia, antes lo tenía muy oculto y ahora me siento más liberada, tranquila, con mucho más optimismo, más tranquila conmigo misma.

Si tuviera que aconsejar a alguien que tiene ansiedad social le diría que busquen a Paz y que no están solos, que la ayuda existe y hay que atreverse a recibir esa ayuda porque si o si te va a servir.

Recomiendo a Paz porque en su trabajo genera un cambio grande en ti, en tu seguridad y en tu amor propio. 

Carolina, 44 años.

Antes de consultar con Paz, me sentía pésimo, con insomnio, con mucho susto… Esa semana tenía que hablar en público y cuando vi mi nombre en todos los correos del trabajo empecé a tener mucha más sintomatología física. 

Un sábado en la noche me desperté a las 3 am y no pude dormir más y al otro día me dio una crisis y ahí decidí que tenía que pedir ayuda, estaba completamente descompensada.

En ese momento pensé que esto no podía obstaculizar mi vida y me pareció interesante tomar una terapia donde iba a poder conversar con personas a las que le pasaba lo mismo, esto fue todo un descubrimiento para mí y no puedo creer que me demoré 20 años en saber que no era solo timidez.

Con la terapia perdí en buena medida mi temor a hablar en público, antes me ponía muy nerviosa, pensaba varios días antes en que tenía que enfrentarme a eso y ahora eso ya no me pasa, ya no me provoca una “parálisis” el hablar en público, no me duele la guata una semana antes y puedo dormir bien.

En terapia aprendí que me es útil preparar un poco lo que voy a decir, me recuerdo permanentemente que nadie me está evaluando y me ayuda mucho pensar que equivocarme no es grave y si alguien se ríe qué importa.

También he estado más sociable en el trabajo porque he tenido iniciativas que yo nunca había hecho antes, por ejemplo, propuse celebrar los cumpleaños de los compañeros de la oficina, y con algunos amigos me he abierto más y les conté en lo que estaba.

Ahora me siento mejor de ánimo porque logré todo esto, tengo ganas de hacer cosas, me siento con más energía, más liviana, solo con la preocupación de tener que hacer las cosas, pero ya sin temor. El temor lo empecé a perder y la ansiedad disminuyó bastante.

Si pudiera aconsejar a alguien que está pasando por lo mismo que yo le diría que se de cuenta de que tener ansiedad no tiene que ver sólo con la personalidad, que es algo que se puede modificar y trabajar, identificar si se transforma en un obstáculo y trabajarlo. Que busquen algún tipo de ayuda y que sean conscientes de que es algo que se puede modificar.

Con Paz conocí el formato de terapia grupal y me di cuenta que esto es un proceso de aprendizaje que se hace acompañado y a veces esto no te lo da una terapia individual. Nunca había hecho una terapia grupal y creo que para abordar esto es muy necesario conocer la experiencia de otras personas porque te ayuda a enfrentar el sentimiento de estar sola porque esto no es algo que suelas hablar con otros y puedes pasar 20 años sin darte cuenta.

Estoy contenta de haber tomado la terapia porque es necesario aceptar que uno necesita ayuda y uno no debería esperar tanto para decidir estar mejor. 

Evelyn, 35 años.

Antes de iniciar la terapia estaba en un nivel de inseguridad heavy, dudaba de mí, de todo, de mis habilidades a nivel profesional, social incluso. Me sentía muy insegura, muy débil, sensible, todo me afectaba, sobrepensaba todas las situaciones, era muy catastrófica. 

Sentía que me ponía roja por cualquier cosa, por cosas insignificantes y eso hacía que yo me empezara a tratar mal por eso. 

Empecé a trabajar con Paz y de verdad sentí que me daban ganas de contarle cosas y lo más importante era que ella había pasado por lo mismo, o sea ¿qué mejor que alguien que haya pasado por algo así?. Ella hablaba desde la experiencia.

Durante la terapia comencé a quitarle gravedad a mis pensamientos, a ser valiente y decir “yo puedo,  puede que no obtenga el mejor resultado pero al menos lo intenté”, y empecé a disfrutar el camino… sin importar que no sea perfecto. 

Dejé de ser tan cuadrada, el ser estructurada es bueno pero yo, al aplicarlo en mi, sentía que me tenía que salir todo perfecto. Así que en terapia aprendí bien a no ser tan cruel conmigo, aprendí a tratarme bien, a ser más empática conmigo misma, a tratarme con cariño y a pensar que siempre va a haber otra oportunidad. Ahora no sobrepienso tanto las cosas porque eso me quitaba mucha energía. Mi ansiedad disminuyó mucho, ahora estoy en un nivel normal. Empecé a ir al gimnasio y eso me hizo muy bien.

Después de haber vivido cosas heavys no me siento con las manos sudadas, no le doy tanta vuelta a las cosas. La Evelyn de antes habría estado una semana dándole mil vueltas a una entrevista que tuve, habría estado pensando en lo que dije, qué tonta fui, por qué no dije eso.

Si pudiera aconsejar a alguien que tiene ansiedad social le diría que esto tiene solución, pero hay que hacer algo, no es que se vaya a quitar solo… Sin ayuda yo no estaría así como estoy ahora, con mi mente tranquila, en paz. Lo mejor es tomar terapia con alguien que sabe, como Paz.

Recomendaría a Paz, porque pasó por lo mismo y realmente las terapias sirven para manejar la ansiedad social. Todo tiene una función. Le encontré sentido a la terapia grupal porque me di cuenta que hay otras personas que pasan por lo mismo y hacen que uno no se sienta tan mal. Hace bien poder conversar. 

Estoy súper contenta con lo que he logrado, agradezco mi decisión de haber tomado la terapia. Estoy súper feliz y tranquila. Era lo que necesitaba.

Jenny, 45 años.

Tomé el programa porque me sentía muy mal conmigo misma, siempre me sentí un “bicho raro” cada vez que salía de mi casa, sentía que no encajaba con las personas, con el entorno,  siempre me decían que yo era sumisa, callada, siempre escuchando y sentía que mis aportes nunca fueron escuchados y no disfrutaba, era un estrés todo el proceso antes de llegar a un lugar porque me angustiaba estar con personas y cuando me iba sentía “por fin se acabó todo esto” y me quedaba un alivio gigante porque ya había pasado.

Cuando conocí a Paz sentí una luz de esperanza, me di cuenta que hay personas que pasan por lo mismo que yo y que la terapia ayuda a entender y aceptarse a uno mismo y confirmar que yo “no soy un error”, si no que faltaba comprensión, faltaba quererme y darme cuenta que lo que yo digo es importante y que sí hay personas que van a conectar conmigo… 

Este año ha sido bonito por esa razón, porque me he dado cuenta de que sí hay personas que conectaron conmigo… Trabajé unos meses y me sentí segura y empoderada, después me inscribí para hacer un baile de fiestas patrias de los padres, lo hice, lo disfruté, me sentí confiada y me hice buenas amigas. Este año participé en muchas actividades y estuve mucho más relajada, ya no estaba con eso de que “todo se termine rápido para irme”.

Después de haber hecho la terapia siento que ya no tengo tanto miedo de hacer cosas, antes sólo iba a lugares conocidos y ahora estoy planificando vacaciones para ir al sur, voy a viajar, he pensado arrendar un auto, una cabañita, ir a lugares nuevos y todo este cambio me tiene contenta y motivada porque me he sentido más empoderada, especialmente después de mi separación porque mi ex marido tenía mucho poder sobre mí… antes me quedaba callada cuando él me hablaba, y ahora ya no, el hace lo que yo diga.

Por otra parte, he logrado conversar más con las personas, mi ansiedad bajó mucho porque me di cuenta que las personas que sufrimos ansiedad no somos mutantes, no somos mal mirados, podemos ser parte de la sociedad y entregar nuestro granito e incluso me siento bien por ser ansiosa, somos más especiales porque algunas cosas nos cuestan más pero logramos hacerlas y eso nos hace importantes, es más gratificante que para alguien que no sufre ansiedad.

Hoy en día me siento mucho más empoderada porque he cumplido mis planes y tengo otros más que estoy entusiasmada de cumplir. Me di cuenta que yo me maltrataba mucho, y mi hermana también me lo dijo.

Mi estado de ánimo está súper bien porque igual me han pasado hartas cosas y lo he superado bien, miro para atrás y me encuentro super resiliente porque soy capaz de seguir con mi vida, el hecho de buscar ayuda es un indicio de que igual me quiero. Estoy super contenta. 

Si pudiera aconsejar a alguien con ansiedad social le diría que busque terapia, que ayuda mucho porque uno se agobia tanto con lo que siente, no ve salida ni soluciones, se cuestiona el por qué uno es así, yo antes quería hacer un hoyo y meterme adentro y que nadie me sacara de ahí.

Yo siempre he recomendado las terapias porque la psicóloga te da luces de cómo ayudarte y si no tienes esas herramientas será más difícil poder lograr estar mejor. La terapia grupal me gustó un montón, porque hay personas que están mejor o peor que tú y se pueden ir apoyando y eso ayuda mucho. Al principio te sientes en un túnel oscuro, sientes que no puedes salir de ahí y el terapeuta con una linterna te avisa por donde está la luz y uno es el que tiene que salir de ahí, pero con una guía.

Carol, 37 años.

Antes de comenzar la terapia estaba cansada de sentirme tonta y avergonzada y de lidiar con algunos síntomas que me eran tan naturales y tan parte de mi personalidad, pero que no sabía a qué obedecían. Cuando conocí a la Paz, sentí que ahí era, que no podría haber encontrado un mayor nivel de empatía porque ella ayuda a la gente con esto y además le ha pasado lo mismo. Por eso dije: aquí es.

Además, fue muy acogedor trabajar con otras mujeres, todas avergonzadas, todas obligadas a participar y a hacer algo que nos cuesta mucho. Sabía que tenía que decir lo que siento, lo que me pasa, pero en un contexto en que los otros sabían que lo estaba haciendo con este triple esfuerzo.

Yo siempre me obligo a hacerlo pero con un costo muy alto, poniéndome muy roja, sintiendo que lo hice mal… Ahora era así como: solo lo hice, pude hacerlo. Ahora soy más amable conmigo misma.

Aprendí que no todo lo que hago y digo está mal, es una lucha interna y automática de desafiarte a tí misma. Ahora me desafío y opino tonteras a veces. También he desarrollado un nivel de profundidad mayor en mis relaciones, tengo más confianza con mis amigas, ahora es posible llorar juntas, decir estoy mal, o estoy bien, vente a mi oficina y hagamos algo. Todo ha sido mucho más poderoso de lo que esperaba.

Anoté el próximo tatuaje que me quiero hacer: soy suficiente. Este mensaje es para mí. He sido demasiado exigente conmigo. Necesitaba parar, porque ya era suficiente. Parar de estudiar, de hacer cursos, de trabajar tanto, de decir a todo que sí para que me validen y me reconozcan. La Carol que quería hacerlo todo para sentir que es suficiente aquí quedó. Ya no más.

Recomiendo a Paz porque ella trata su ansiedad y ayuda a otros con lo mismo, yo iba super confiada porque sabía que tenía herramientas que me iban a ayudar. La modalidad grupal ayuda bastante, es toda una experiencia saber que hay conexión sistemática con otras mujeres. Yo decía: “hoy no puedo porque tengo Zoom”, era un espacio sagrado.

Paula, 28 años.

La ansiedad social venía arrastrándose en mí desde chica pero con la pandemia y estando encerrada tanto tiempo se agravó hasta que me di cuenta que esto no era normal, me empecé a cuestionar por qué soy tan rara, por qué me cuesta tanto interactuar cuando hay muchas personas reunidas, no siempre podía saludar o despedirme, en reuniones sufría muchísimo, sentía taquicardia, se me entrecortaba la voz y sentía esa necesidad de que todo terminara luego… era un agotamiento.

Mis síntomas eran recurrentes y el cambio a un nuevo trabajo con modalidad presencial me afectó al punto de que me dieron crisis de pánico en el metro y en la micro, la exposición a tanta gente agravó mi ansiedad social. El sobrepensar en exponerme a mi jefatura me quitaba el sueño, despertaba muy cansada, sin energía, sin ganas de levantarme.

Hoy en día ando más tranquila y no me han invadido los pensamientos de antes. Cuando vi el webinar de Paz me sentí identificada y por fin pude poner un nombre a lo que me pasaba, me di cuenta que es algo que afecta a muchas personas y que se puede trabajar. 

Cuando conocí a Paz me di cuenta que ella es muy cercana y no cuesta nada conversar, no sé si será su energía o su esencia, es fácil abrirse con ella. Fue un cambio super silencioso al principio, luego de la tercera sesión aún me sentía un poco escéptica a lo que yo iba a ser capaz de lograr, porque no sentía cambios hasta ese momento y con el avance de las sesiones grupales empecé a normalizar el saludar y despedirme de cada uno de mis compañeros, de a poquito fui avanzando en temas. 

Por otra parte, mis jefes me intimidaban bastante porque creía que me iban a juzgar  y tenía inseguridades, pero avanzando en la terapia y la autocompasión, estas cosas se fueron invirtiendo, ahora me han dicho que estoy participando más y que tengo otra energía y disposición, aportando más, mi jefe me lo ha reconocido y que alguien de afuera me lo haya reconocido es una prueba fehaciente de que resultó. 

Incluso he estado fumando menos. El trabajo me producía mucha ansiedad y con eso fumaba, mi plan es dejarlo totalmente pero de a poco. Estoy durmiendo mucho mejor. Mis relaciones sociales han mejorado porque ya no me resto tanto de las juntas y he participado más y en la medida que he ido enfrentando me he dado cuenta que no es para morirse, si no que todo lo contrario.

Si pudiera aconsejar a alguien con ansiedad social le diría que la ansiedad social es más común de lo que uno cree, que es algo que afecta a muchas personas y que está oculto. La ansiedad social es algo frustrante, difícil, es algo tormentoso, pero que con herramientas que son super fáciles de adquirir y con perseverancia y convicción se pueden lograr cambios favorables en poco tiempo y verás una liberación de toda esta mochila que implica la ansiedad social, estos temores e inseguridades y autosabotaje que las personas hacen consigo mismas.

Paz me dijo que en 3 meses iba a estar mejor y me costaba creerlo pero es efectivo, el cambio es exponencial y las herramientas quedan para seguir avanzando toda tu vida con una base bien construida. 

Recomiendo esta terapia porque es grupal y eso hace una diferencia porque te invita a compartir tu experiencia con mujeres que están en la misma situación que tú y es un paso súper importante si tienes ansiedad social, hablar de eso en un grupo super seguro, que van avanzando de forma progresiva acompañándose, a raíz de eso empecé a compartirlo con otros, luego de estar en el grupo y verlo en distintas personas a lo largo de Chile y en distintos roles.

Florencia, 40 años.

Estaba en el hoyo, paralizada, la ansiedad social no me permitía avanzar en lo personal ni profesional. 

En una reunión con mucha gente no me atreví a hablar y a decir lo que tenía que decir y me bloqueé, eso me marcó mucho.

Yo decía “¿cómo me voy a morir con esto? tiene que haber algo” y ahí me decidí a hacer el programa.

Con el Programa Segura y Libre abrí los ojos y veo que hay miles de posibilidades para mí: instalarme con algo propio, hacer negocios, y planificar la salida de mi trabajo actual para hacer algo que me llene más.

Veo que no estoy limitada a trabajar en un box en una zona rural. Puedo hacer mil cosas más. Antes no lo podía ni ver porque no me atrevía ni siquiera a comunicarme.

La ansiedad sigue estando, pero me atrevo a todo: ahora hablo a pesar de que me ponga ansiosa, trato de no pensar que me va a salir mal, lo hago no más y fluyo con las ideas que tengo que transmitir.

Si me equivoco, ya no lo pienso durante semanas, solo me digo que lo podré hacer mejor para la próxima y me quedo con que soy valiente.

Lo divertido es que estoy muy habladora, ahora no me calla nadie. Estoy hablando todo lo que no hablé en los años anteriores 😂.

En este período cambió no solo mi ánimo sino que MI VIDA, porque ahora soy capaz de pensar en nuevos proyectos que antes nunca pude visualizar por la ansiedad.

Recomiendo a Paz porque eres una persona cercana, que da confianza, que ocupa un método que está probado y da resultados, que es lo más importante.

Johanna, 39 años.

Estaba desesperada, no podía seguir con ese cansancio, ese agotamiento emocional que te produce la ansiedad, que es tremendo.

Había ido a tres psicólogos antes, ellos pensaban en buscar lo que me producía la ansiedad y bajarla con pastillas. Nadie te dice cómo vivir con esto. Nunca quedé conforme y por eso no seguí con ellos. 

Yo llegué desesperada donde la Paz y dije: lo voy a tomar sí o sí, además hicimos match. Dije: “esta cabra tiene ángel”, y le tuve fe. Después en cada sesión me iba convenciendo más de que había tomado una decisión correcta.

La ansiedad te caga la vida, y el poder expresarte, liberar tus emociones, te la cambia. 

Las personas a mi alrededor se han dado cuenta de mi cambio y cuando me ven muy empoderada me dicen: ya, danos el número de tu psicóloga para quedar así, jajaja.

Yo empecé desesperada sintiendo que la ansiedad controlaba mi vida, y terminé empoderada, sintiendo que la ansiedad estará siempre, pero ya no controla mi vida, e incluso en muchas situaciones ahora no se me aparece.

Mi ánimo cambió mucho, siempre he tenido buen humor pero ahora casi no tengo días de bajón. Me siento mucho mejor.

Yo era mucho más introvertida y me costaba entablar conversaciones y relaciones, en cambio ahora hablo mucho más largo con el resto.

El otro día me dijeron: “quédate callada un rato por favor” y eso nunca me había pasado, jajaj.

Consejo para alguien con ansiedad social: invertir en tu salud mental es la plata mejor gastada, sobre todo en los tiempos que corren hoy en día. No es barato ir al psicólogo pero a la larga sí te sale más barato ir hoy que después estar con mil enfermedades más. Y cuando ves los resultados al final te das cuenta que en realidad no era tan caro.

Recomiendo trabajar con la Paz porque te cambia la vida. Simple.

Cynthia, 25 años.

Antes de consultar se me hacía todo más difícil: el enfrentar las situaciones y no estar bien de ánimo. También me importaba más lo que pensaba la gente de mí, ahora me importa menos. Y antes estaba más preocupada por todo, ahora me siento más calmada.

Desde la primera sesión empecé a ver cambios y cuando lo graficamos fue más notorio aún, ahí me di más cuenta del cambio, hasta me sentí con más energía.

Ahora siento que me estoy aceptando, no me importa tanto lo que piense la gente de mi, ya no trato de controlar lo de ponerme roja si no que, que pase no más. No sobrepienso tanto las cosas, es lento pero estoy mejor, antes le daba muchas vuelta a las cosas, pensaba todo el día en lo mismo. 

Y mi ansiedad disminuyó, mi estado de ánimo mejoró bastante, incluso me di cuenta que me costaba reírme, no mostraba esa parte, ahora no me importa y me río. Me contenía mucho y ahora estoy más libre. Varias compañeras se me acercan y me hablan, antes no me pasaba eso, se nota que estoy más receptiva y abierta.

Con mi familia estamos más cercanos porque ahora hablo de más cosas con ellos, con mi amiga de la universidad también, le conté lo de la ansiedad y me apoya y me dice: te ha hecho bien la terapia, se nota. Aprendí que tengo que decir algo mío para que los demás se abran conmigo y atreverme a hacer lo que quiero.

En la terapia grupal encontré mucha ayuda, ver la experiencia de otras personas, ver que tienen distintos grados de ansiedad o que distintas situaciones les costaban más que otras y ver que no soy la única, que hay más personas y que podía aprender de sus experiencias, todo esto me ayudó.

Si pudiera aconsejar a alguien con estas dificultades le diría que se puede lograr, que puede conseguir lo que quiere. Que no sea tan dura consigo misma. Le recomendaría que lo intente porque en verdad hay un cambio muy grande y eso que fueron como 3 meses. Con todo esto me surgió la idea de hacerme un tatuaje: Soy suficiente. I’m enough.

Estoy contenta de haber tomado el programa porque cambió mi vida al final, mi forma de pensar, de ver las cosas y para lograr otras cosas también, ya sea en la universidad, las relaciones con las personas, me siento más capaz para superar esos desafíos. Ya no me cuesta tanto hablar en frente de todos, ya sé que solo al principio tengo los nervios, pero que después se me pasa. Sé que ahora no me quedaría en blanco, porque tengo herramientas y he avanzado mucho.

Raúl, 24 años.

Estaba en una situación de ansiedad que era un problema constante y recurrente que afectaba mi capacidad de vivir y de relacionarme con mis pares. Era un sentimiento constante de intranquilidad y angustia que me mantenía cuestionándome las cosas todo el tiempo.

Comencé a trabajar con Paz y me hizo sentido lo que me dijo, me gustó el ambiente de poco juicio y de no ver lo que me pasaba como una enfermedad sino que algo a trabajar, no es algo que tiene que ser curado si no que algo con lo que podemos aprender a vivir.

El mayor cambio que observé es que ahora me cuesta mucho menos tiempo bajar mis niveles de ansiedad a niveles “trabajables” y cuando me pasan cosas malas no me mantengo tanto tiempo como antes pensando y repensando la situación. He dejado ir más fácilmente.

Esto estaba afectando mis relaciones interpersonales porque tenía una barrera pero ahora ya tengo las herramientas para que mi ansiedad no afecte mis relaciones de mala manera. 

Una de las cosas que más me ha ayudado por lejos es la meditación mindfulness porque más que a largo plazo, he visto que de verdad ayuda de manera inmediata, bajó la ansiedad biológicamente y me sorprendió gratamente, mi cerebro asoció el ritual de las meditación con una baja en la ansiedad y me voy a un estado mental de calma.

Aprendí que yo existo por sobre la ansiedad o angustia, y puedo manejarla, puedes aprender a navegarla pero también puedes manejarla y no ser víctima de la angustia. Eso es un aprendizaje que me va a durar mucho.

Recomiendo a Paz, es una psicóloga que se especializa en ansiedad y tiene las herramientas específicas para ese problema, independiente de cuál es el motivo de tu ansiedad.

Paulina, 40 años.

Estaba con mucho miedo y estancada, quería avanzar pero estaba como en un pantano y no podía. También estaba en negación y atrapada en un círculo vicioso en el que no sabía cómo avanzar.

Confié en la Paz porque ella superó esta situación e incluso creó un programa sobre el tema. Sentí que ella sabía lo que estaba haciendo, sentí esa certeza, esa cosa en la guata de esperanza… Pensé que si lograba ir con menos angustia al trabajo y respirar más tranquila, ya sería genial, y eso se cumplió.

En un corto tiempo avancé muy rápido y eso que yo creía que no iba a poder. Ahora sé cómo afrontar mi ansiedad y eso me da tranquilidad.

Ahora me he asombrado mucho de cómo he actuado frente a los imprevistos en la oficina o en la calle: antes yo habría salido corriendo pero ahora he logrado incluso sentirme bien con otras personas.

Pude saludar a las autoridades de mi empresa.

Pude analizar mi vida y cuestionar mi propósito. He estado mirando otras industrias para hacer algo que me haga más sentido.

Me he podido aceptar más, no solo en la ansiedad social si no que en la introversión, yo le tenía fobia a ser introvertida y ahora hasta me encanta.

Le logré decir a mis amigas que me da mucha ansiedad juntarme, porque va mucha gente.

Voy más tranquila ahora al trabajo, ya sin ganas de bajarme del metro en todas las estaciones.

Está super bien armado el programa, todo se da para que una vaya reflexionando y “haciendo click”.

Consejo a alguien con ansiedad social: Que nada es estático, que todos podemos evolucionar y que si uno se lo propone, siempre puede mejorar. Estar en angustia permanente no es vida. No pierdes nada con probar.

Recomiendo a la Paz porque es una persona cercana, humana, empática, uno se siente a salvo con ella, es casi como que te agarra y te dice: está todo bien. Además porque sabe perfectamente lo que se siente, se maneja mucho en el tema y es un gran aporte.

Esteban, 23 años.

Me estaba perdiendo muchas oportunidades por la ansiedad social, por la universidad, como preguntar y aprender más, porque podían pensar que la pregunta es tonta, o para no alargar la clase, no me atrevía.

También estaba en una autoevaluación constante a ver si estaba cayendo bien al resto de la gente, o sentía intranquilidad al tener una reunión social con gente que no conocía mucho y lo evitaba. 

Cuando me invitaban me daba algo en el corazón y decía que no, mi mente no podía a pesar que pensaba que lo iba a pasar bien.

Con la terapia logré más seguridad al enfrentarme a todas las situaciones sociales, y bajé los síntomas físicos: ya no se me sale el corazón, ahora solo se me acelera un poco; también puedo saludar de mano porque no sudo tanto.

Puedo preguntar cómo se hace algo sin temor a que me encuentren tonto.

He podido hablar con mis compañeros de curso, tirar tallas, soltarme.

Hablo menos tenso, no preparo el diálogo de antes.

Tengo mejores relaciones con mis cercanos.

Puedo mirar a los ojos a la gente, de chico nunca podía y eso me da más seguridad.

En resumen, ahora voy menos tenso por la vida.

A alguien con ansiedad social yo le diría que es algo común, que no está solo, le contaría lo que yo pase y que necesité ayuda de otro tipo, porque por mis propios medios no pude.

Le recomendaría que vaya a psicoterapia, ojalá donde una especialista buena. Le diría que cuesta, que es gradual pero que lo va a lograr si aplica las herramientas que le dan. 

Maribel, 44 años.

Estaba estancada y tenía un mundo tan chiquitito en el que yo misma me limitaba con eso de: para qué voy a hacerlo, si voy a hacer el loco. Tenía el ánimo muy bajo y quise tomar cartas en el asunto para estar mejor pronto, sin posponerme más.

Mi primer cambio fue darme cuenta que esto de la ansiedad social no es algo que me pasa solo a mí, es algo que tiene una explicación y una solución, un camino.

Yo pensaba que estaba condenada porque nací así, que era algo genético porque venía de mi familia y que por eso, por más que lo intentara, no me resultaba.

Me sirvió mucho saber que no estoy sola, tener una pauta para ayudarme y tratarme con más cariño. Todo eso me ha permitido salir de ese hoyo.

Ahora tengo más herramientas y la experiencia reciente de que puedo hacerlo, y eso cambia para mí. Es un testimonio de que yo lo logré.

La relación conmigo misma cambió porque tuve periodos de bajón pero el lenguaje cambió y ahora me trato mejor.

La relación con mi ansiedad también cambió porque me di cuenta que yo no soy mi ansiedad. Me di cuenta que es necesaria y que poco a poco iré modulándola, con estas nuevas herramientas.

En mi familia perciben que quiero hacer otras cosas, porque antes yo estaba marcando el paso, haciendo siempre lo doméstico. Y ahora estoy explorando, tocando teclado, estoy leyendo, asistiendo a talleres presenciales.

Consejo a alguien con ansiedad social: Que se puede salir de esto, que uno puede sentirse mejor y que si puedes tener a alguien que te guíe, es super útil.

Constanza, 17 años.

Antes de entrar al colegio (4º Medio) estaba preocupada por no saber volver a interactuar con la gente. Tenía muchas preocupaciones y ansiedad. Me costaba dormir y me dolía la guata mucho por lo mismo.

Quería ayudarme ahora y no más tarde porque hubiera sido más difícil mejorar.

Ahora hablo más con la gente. He podido conocer a personas nuevas y saludar a las que ya conozco, antes no lo hacía porque no me atrevía.

Ya no me siento tan nerviosa o preocupada por las interacciones sociales.

Antes me dolía la guata los domingos por volver al colegio y ahora no es la mayor felicidad pero es normal, lo tomo como una oportunidad más, un desafío para seguir mejorando.

En la relación con mi familia me expreso más con mis papás y hablo más de las cosas que me pasan en el colegio y en el día a día.

Con mis amigos hablo primero yo, ya no espero siempre que ellos empiecen para poder conversar.

Mi estado de ánimo ha estado mejor, fue difícil hacer las cosas pero después me sentía súper bien por haberlas hecho.

Antes trataba de sacar 100% la ansiedad de mi vida, pero ahora aprendí que es necesaria, ya no me cae tan mal, y la acepto.

Consejo para alguien con ansiedad social: que hay solución, que busque ayuda psicológica y que no se centre tanto en las cosas malas. Que trate de pensar más positivo y realista.

Recomiendo a Paz porque con su ayuda se notan cambios muy rápidos y porque sabe lo que a uno le pasa. Porque me ayudó a avanzar, a conocerme más a mí misma, y me enseñó herramientas que tenía estudios detrás.

Fernanda, 36 años.

Estaba en desequilibrio, ansiedad, angustia, tenía un pensamiento nublado de no saber cómo seguir, hacia dónde, muy confundida y aun así autoexigiéndome más. “No importa que estés mal, tienes que seguir igual”.

En un momento me senté y dije: no puedo más. Pensaba que si no hacía algo me iba a deprimir, estaba a punto.

Quise trabajar con la Paz porque sentí una luz de esperanza cuando me dijo que uno no puede estar incómoda toda la vida y me mostró un camino para salir de esto, que sería incómodo pero nunca tanto como en el que ya estaba. Además utiliza solo técnicas probadas y mi mente científica dijo que ya no necesitaba divagar si no que trabajar con una guía.

Logré bajar la guardia.

Logré validar mis sensaciones cuando interactúo con otros y ya no me preocupa tanto lo que están pensando de mí.

He hecho clases sin sentir ningún signo de ansiedad.

Puedo expresarme de mejor manera, y si me equivoco no importa, vuelvo atrás.

Me atreví a hacer algo nuevo (deporte), y el atreverme me dio más energía. Ése es uno de mis mejores logros. Despierto por las mañanas y no estoy agotada, tengo ganas de hacer cosas, y si no, no importa.

He tomado decisiones que antes no me atrevía a tomar, y he podido decir que no. Ahora medito más y eso me permite volver a mi calma.

Acepto la persona que soy y ya no siento tanta ansiedad social. 

Consejo para alguien con ansiedad social: que no tenga miedo de pedir ayuda porque esto tiene solución.

Recomiendo a la Paz porque es súper amable, genera un ambiente de confianza y seguridad que uno no encuentra en otra parte, y valida lo que a uno le pasa. Además sabe mucho y genera resultado, yo soy prueba de ello.

Camila, 32 años.

Estaba con mucho miedo a que surgieran situaciones que yo no iba a poder enfrentar, y cansada de tener esta sensación de agobio tantos años. Lo pasaba mal en mi trabajo, estaba asustada de que me preguntaran, me costaba relacionarme con los demás, y vivía asustada por exponerme.

Me gustó que no tuve que hablar todo el rato de mi familia y alargar eternamente la terapia. Probé con tres psicólogos antes y no me resultó.

Logré exponerme más en el colegio, hablo con más gente que antes no hablaba, tengo conversaciones un poco más fluidas, antes no me daba el tiempo, puedo mirar a la gente a los ojos, y ya no me siento tan juzgada por los demás. 

También converso con gente que no conozco en mi casa, amigos de mi pololo. Me siento más segura en mi trabajo, no siento como que si digo algo, todos se van a reír. Incluso disfruto las juntas con amigos.

Tengo todas las herramientas para desenvolverme, solo me falta dar más pasos, como enfrentarme a mi miedo más grande: exponer en público.

Consejo a alguien con ansiedad social: que se atreva a tomar el programa porque si bien su ansiedad puede no desaparecer al 100%, sí se va a sentir mejor como persona y va a tener más estrategias que puede utilizar para el resto de su vida.

Recomiendo a la Paz por el vínculo que formé con ella, me parece muy genuino, me sentí escuchada, valorada, además el programa se especializa en ansiedad social y te da herramientas para trabajarla en todas las áreas (cognitiva, emocional, etc.).

Daniela, 28 años.

Estaba muy angustiada porque sentía que no podía hablar, literalmente, delante de mucha gente y eso me limitaba mucho en mi trabajo, porque soy trabajadora social. Era complejo entrar en pánico al dar charlas, así que tuve que pedir ayuda.

Cuando vi los testimonios de los pacientes y lo que subía la Paz a Instagram, dije: “vamos que se puede”. En la primera sesión me sentí super motivada, empecé a volver a creer que podía avanzar.

Ahora me atrevo a enfrentar las situaciones sociales, antes evitaba todo el rato el contacto y que me vieran, me angustiaba, lloraba. Ahora siento que voy avanzando, que soy capaz y que así iré sintiendo cada vez menos ansiedad.

Yo pensaba que no podía y de verdad no podía, en cambio ahora pienso que no importa cómo salga, y lo hago, y así me va quedando en la cabeza esa sensación de que lo hice aun con las sensaciones físicas.

En las charlas han disminuido mis síntomas. Yo antes pensaba que iba a tener que renunciar a mi trabajo por esto, pero ahora no es así: vi que puedo hacerlo y voy de a poco.

Con mi familia hablo más, cuento más historias, antes resumía todo para hablar muy poco y no daba ningún detalle, tampoco me pongo roja con ellos.

Me siento más contenta y confiada en mí, porque me acuerdo de lo que hablamos en la terapia y ahí vuelvo a la tierra.

Cambió mi actitud porque ahora quiero seguir avanzando, antes era: no, no quiero nada, porque no puedo.

Consejo para alguien como yo: haz terapia, pide ayuda, inténtalo, como sea inténtalo, ya no arranques más porque eso finalmente acrecienta el problema y crea un realidad finalmente. Le diría que enfrente el miedo todo el rato y lo abrazaría. Que vaya de a poquito porque hay una luz al final del túnel.

Recomiendo a la Paz porque me sentí super cómoda hablando con ella, nunca me dio nada de ansiedad, entrega mucha paz y me entendía en todo porque pasó por cosas similares. Además porque el programa, el tiempo y las tareas están super bien estructuradas, no hay nada que esté de más. Hay que comprometerse con el proceso para que te funcione.

Dedo para arriba. Excelente servicio.

Ema, 38 años.

Yo siempre supe que lo que me pasaba no era “normal” y que tenía que pedir ayuda. La incomodidad de cuando me veía expuesta era mucha, tenía que aprender a manejarlo, ya no podía evitarlo más.

Quise trabajar con la Paz cuando me contó que le pasaba lo mismo, fue muy cercana y pude confiar en ella, sabía que no iba a minimizar mis problemas.

Fue difícil tener que exponerme a las situaciones y quedarme ahí, experimentando el miedo, pero lo hice, me quedé y pude hablar en las reuniones. Confié en el proceso, me estaba yendo bien con las meditaciones, todo me estaba resultando bien y este era el paso que seguía. Fui valiente y me sentí orgullosa de mí.

Me he ido sintiendo más optimista y más segura cuando tengo que enfrentarme a algo con personas, y estoy superando rápido el sentirme frustrada: ya no me quedo pegada con antes, pensando toda la noche en que alguien me habló feo.

Mi ansiedad esta ahí pero ya no está tan loca, tengo más el control sobre lo que pienso y eso afecta lo que siento, que era lo que me aproblemaba mucho. Ahora reconozco las situaciones que me gatillan esto, y me quiere dar vergüenza pero veo la situación desde afuera y no la siento grave como antes.

Casi no he tenido bajones, ahora como me he propuesto hacer más cosas, estoy más ocupada y no tengo tiempo para pensar tanto y sobrepensar.

Me metí a un curso de mosaico y voy a participar, es presencial y estoy emocionada por eso.

Las meditaciones me han ayudado muchísimo para relajarme, para dormir y para el momento previo a las reuniones, ya con hacer 2 minutos me basta. También me ayudó la guía para enfrentarme a las situaciones y quedarme ahí, eso no lo hubiera hecho sola.

Consejo para alguien con ansiedad social: le diría que no está sola, que no es rara ni anormal, y que asistiera a terapia, porque es un gran regalo para una misma.

Recomiendo a la Paz porque es muy cercana, no habla desde la superioridad, y me enseñó cosas muy valiosas. También me ayudó a subir escalones en mi proceso e irme poniendo nuevas metas para ir superando mi ansiedad social.

Brigitte, 21 años.

Empecé a trabajar y sentí que era demasiado para mí, estaba conociendo personas nuevas y sentí que no podía con todo. Cada vez que me llamaba mi jefe yo lloraba y vomitaba y no podía seguir así.

Hoy que ya terminamos el programa me siento tranquila con la persona que soy.

Acepto que soy una persona introvertida con ansiedad, y ya.

Me siento más protegida al saber que tengo herramientas y sé como puedo manejar las situaciones y tal vez hay algunas que se van a salir de mi control pero al llegar a la casa voy a saber como manejarme a mí misma, y eso para mí es super importante porque antes no me podía parar de la cama luego de algún “fracaso” social.

Cuando estoy con ansiedad me hablo distinto y me tranquilizo, cosa que antes no lograba.

Logré ser más compasiva conmigo, más amorosa conmigo misma.

He podido salir un poco más tranquila y me siento menos sola porque sé que hay más gente que le pasa lo mismo.

Me emocionaban mucho las sesiones grupales 🙂 siempre había querido unirme a un grupo con personas así para sentirme acompañada, y me sentí muy bien.

A una persona con ansiedad social le diría que si no está en terapia, que tome el paso, que no lo dude porque ayuda mucho. Que sí se puede mejorar en poco tiempo. Le hablaría muchísimo sobre la autocompasión, es lo mejor para esos momentos en que lo pasas mal.

Recomiendo a Paz porque es muy empática, porque me sentí comprendida, no sentí el miedo que había sentido con otras psicólogas de que me juzgaran. Me sentí escuchada y acompañada por alguien que siente lo que yo siento.

La paciencia, el cariño y todas las tareas del programa ayudan muchísimo.

Bárbara, 28 años.

Después de buscar entre tantas ayudas, vi el Programa Segura y Libre como una oportunidad más real porque está especializado en ansiedad social, y sentí que ya no iba a seguir buscando.

Estaba súper triste, veía todo negro, insegura de mí misma, con una ansiedad constante que me hacía vulnerable en todo sentido.

Sentí que la Paz no iba a ser una más en mi lista de psicólogos, porque es dedicada y especialista.

Aposté todas las fichas y confié, y ahora tengo muchos más días de confianza en mí misma, y cuando hay ratos en que no, igual tengo una mentalidad más positiva y espero que mis días sean buenos o muy buenos, no como antes cuando esperaba que todo saliera muy mal.

Logré estar más en el presente, no deambular tanto con la mente y darme cuenta cuándo lo estoy haciendo para poder cambiarlo o buscar el por qué lo estoy haciendo y enseguida darme la solución y volver al presente.

Tuve cambios en los síntomas físicos, ya no siento el hormigueo en la cara, ya puedo controlar lo del pecho apretado, ahora lo enfrento; antes sentía que me iba a ahogar o desmayar, y ahora solo es una molestia leve que se va muy rápido.

Ha cambiado mi forma de expresarme con el resto. Me he atrevido, he sido valiente para hacer otras cosas, empecé a ir al gimnasio sola y a estudiar algo que me encanta; también ahora respondo cuando siento que algo no está bien, pero controlándome, antes lloraba y se me salía toda la ira en un revoltijo.

Estoy más empoderada, más agradecida, más consciente.

Mi estado de ánimo mejoró y cuando me voy abajo lo manejo distinto y me hablo con más amor.

Paz, gracias por enseñarme a respirar con la guatita para afuera, por hacerme ver la paleta de colores más variada, y por ayudarme a reconocer mi valentía.

Rodrigo, 41 años.

Mi ansiedad o fobia social estaba aumentando cada vez más y eso me hacía perderme de muchas cosas, desde juntas con amigos hasta en mi vida profesional. No tenía ni la más mínima idea de cómo poder enfrentarla.

Había gastado harta plata en psicólogos, pero al ver cómo Paz trabajaba me decidí porque sabía que me daría las herramientas para manejar mi ansiedad social. Se nota que ella se ha preparado mucho y detrás de cada sesión y material hay mucho trabajo.

Al ver lo que ella hacía dejé de sentirme un bicho raro.

Mi mayor logro ha sido mejorar mi diálogo interno: yo antes era bastante crítico conmigo y ahora no lo soy tanto. Me saqué esa cruz de que siempre me castigaba por todo, porque eso no me hacía bien. Antes me pasaba algo malo y me deprimía totalmente, y ahora como me trato mejor todo se me ha hecho mucho más fácil.

Me costaba tener VALOR para enfrentar las situaciones y ahora confío más en mí. Cuando tengo que exponerme, me atrevo a dar el paso y pongo en práctica todo lo aprendido en la terapia.

Con mi pareja logramos entendernos mejor, porque ella no sabía lo que me pasaba, y ahora me muestro realmente como soy con ella. Llegamos a un punto de encuentro, porque me entiende más y a la vez yo intento tener mas vida social y tengo su apoyo.

En mi trabajo me estoy atreviendo a expresarme más, y ya no tomo mi ansiolítico 5 veces a la semana si no que solo un día, y eso es un logro enorme para mí.

Gracias al mindfulness he podido conectar con las personas, ponerles atención cuando me hablan y con eso se me hace más fácil interactuar.

Recomiendo a Paz porque es seca, está muy preparada en el tema, se ve que le ha dedicado mucho tiempo y trabajo a esto. Además nunca me había sentido tan comprendido en lo que me pasa, me dio confianza y las herramientas precisas para superar mi ansiedad social.

Natalia, 36 años.

Necesitaba ayuda para poder salir y tener más relaciones sociales. Sentía que no iba a poder yo sola. No tenía las herramientas, por más que lo intentara.

Sentí que la Paz me iba a ayudar con todo lo que me explicó y por su experiencia. Aparte la encontré súper amorosa y empática, me sentí muy cómoda con ella.

Gané más seguridad en mí. Ha bajado el nivel de miedo e inseguridad.

Antes me dolía el estómago siempre, para todas las cosas que tenía que enfrentar, me ponía nerviosa, mucho síntoma físico, y eso se me ha ido pasando, ya no es ni tan fuerte ni todo el tiempo.

Ahora no le doy tanta vuelta a las cosas en mi cabeza, cuando tengo que ir a hacer algo digo “voy a poder” y lo hago. Antes decía mejor no lo hago, no voy a poder.

Igual he sentido ansiedad pero he sido capaz de enfrentar las situaciones y sé que después iré mejorando más.

Hasta he invitado apoderados del colegio a mi casa 🙂

El programa funciona, las herramientas son eficaces porque uno va de menos a más, no es difícil llevarlas a cabo y a mí me ayudaron mucho.

Pablo, 33 años.

Antes de la terapia no tenía claridad de qué me pasaba y no sabía qué hacer. En el trabajo sentía mucho estrés. Después de reuniones quedaba con mucho cansancio, me costaba descansar, dolor de piernas, dolor de estómago, bruxismo, tratando de buscar salida por el lado del deporte y trabajar menos, pero seguía con la misma ansiedad.

Me gustó ponerle nombre a la ansiedad, saber qué ocurría biológicamente, saber con qué estaba relacionada y encontrar estrategias para enfrentarla pero directamente, no evadirla como hacía antes con deportes.

Cambios en la terapia: tranquilidad por saber bien qué es lo que me pasa. Tener varias herramientas para enfrentar la ansiedad, y que me han dado resultado. Tengo que seguir trabajándolo para hacerme maestro pero al utilizarlas ya he sentido cambios y nunca más he tenido esos peaks de ansiedad.

En el trabajo he podido comunicarme más, no evito conversaciones y si viene algo malo ya no lo veo tan terrible, porque sé que se traduce en mayores oportunidades de aprendizaje.

He estado más contento y he tenido más espacios de disfrutar más, me dejo tiempo libre realmente libre. Salgo más con mi polola y con menos culpa.

He estado más satisfecho conmigo mismo, siento que tengo menos problemas.

Consejo a alguien con ansiedad: Que haga terapia porque hay opciones de poder manejar la ansiedad, disminuirla y hacerla más vivible, que no te genere tanto problemas en tu vida diaria. Incluso puede convertirse en algo más positivo. Eso sí, va a tener que ser valiente para enfrentarlo.

Las estrategias que te enseña Paz hacen mucho sentido, transmite confianza y tranquilidad, y eso permite que uno se abra y pueda cambiar.

Carolina, 27 años.

Me sentía frustrada porque no me relacionaba bien con las personas, me sentía muy ansiosa y no era capaz de integrarme, no podía tener amistades más cercanas y al reunirme con alguien sentía ese temor.

Vi varios cambios en mí durante la terapia: antes yo buscaba pretextos para no hacer las cosas, no ir a un lugar con amistades, pero ahora me lo pongo como reto. Digo que tengo que ir, para ir practicando, y voy poniendo en práctica las herramientas que he adquirido.

He avanzado mucho. Estoy contenta con mis logros.

Ha disminuido mi ansiedad, he estado más tranquila, ya no tengo tantos pensamientos críticos que me producen ansiedad.

He estado más relajada, ya no tan tensa. Con otras personas al principio me tiemblan las manos pero al rato se me va pasando, y antes me temblaba el cuerpo entero.

Llevo 9 años con mi pareja pero siempre cuando iba a la casa de sus padres me sentía intimidada, pero ahora que voy me siento más tranquila, me integro más, converso más, estoy en el presente y voy contenta.

Con las amistades hago más preguntas y de a poco me voy integrando más.

Mi estado de ánimo cambió porque antes estaba siempre enojada, criticándome, a veces peleaba en la mente con los demás, ahora me siento más contenta, me levanto bien por las mañanas.

Consejo a alguien con ansiedad social: Que de a poquito se puede ir logrando estar tranquila, ir socializando sin tanto temor, que la ansiedad se puede manejar, con terapia, y que no hay que estar auto-criticándonos, que hay que ser compasivas con nosotras mismas.

Recomiendo el Programa Segura y Libre porque adquieres herramientas que te van haciendo sentir bien, porque vas sintiendo más confianza en ti, siendo menos autocrítica y cambiando tus pensamientos. Todo eso me ha ayudado mucho.

María Paz, 30 años.

Vi las publicaciones de cómo uno se sentía con la ansiedad social y me sentí identificada y dije: tengo que hacer algo, es trabajable, puedo aprender a estar mejor así que por eso decidí consultar.

Estaba triste, preocupada, necesitaba alguien que me ayudara, y justo encontré lo que andaba buscando.

Desde el principio fue clara sobre cómo lo íbamos a ir trabajando, de manera ordenada y esperanzadora, se veía posible y sí se pudo :).

Hoy me siento más segura, libre, más confiada en que yo puedo lograr las cosas a pesar de todo, y aprendí que quizás no siempre van a salir como uno quiere, pero lo importante es intentarlo y hacerlo. Hoy me siento más valiente.

Aprendí a comunicarme mejor con mi familia, a decir las cosas y llegar a acuerdos.

Con mi pareja también mejoramos la comunicación, me siento más segura y tranquila para decirle las cosas sin necesariamente estar de acuerdo en todo.

Con mi amigas hemos compartido más, hemos salido, cosas que había dejado de hacer por la ansiedad.

En lo que más mejoré fue en la relación conmigo misma porque aprendí a comprenderme mejor, a no juzgarme por las situaciones que pasan y seguirán pasando, aprendí a quererme más y aceptarme tal cual soy.

Mi estado de ánimo también cambió, ahora estoy más tranquila y feliz, se me ha ido pasando eso de tener ganas de llorar en las reuniones por lo que no había dicho o hecho.

Mi ansiedad disminuyó y aprendí a lidiar con ella con todas las técnicas. He logrado estar mucho mejor desde que partimos.

Consejo a alguien en mi situación: que no se frustre, que no se juzgue, que se puede trabajar en eso, que es algo manejable y que requiere perseverancia y constancia. Que busque ayuda porque uno no tiene las herramientas y necesita alguien que te pueda escuchar y apoyar en el proceso de la terapia.

Recomiendo a Paz porque inspira confianza, inspira seguridad en su programa, y gracias a ella yo pude mejorar. Es distinto leer las cosas a trabajarlas en conjunto con alguien. Paz es muy empática y en todo momento me acompañó.

Paula, 29 años.

Yo quería entender lo que me pasaba cuando me enfrentaba a otras personas. Ahora sé que tiene un nombre y que puedo enfrentarlo de mejor manera.

Me sentía muy angustiada por no saber qué hacer. Quería algo específico para lo que a mí me pasaba, y me gustó saber que no es algo raro, que se puede tratar y que puedes llevarlo de manera más consciente y más tranquila en tu diario vivir.

Ahora sé lo que tengo que hacer cuando me enfrento a otras personas, tengo las herramientas para calmarme, como el mindfulness, o las habilidades sociales.

Las tareas del programa son súper buenas porque te ayudan a aterrizar lo que te está pasando, son bien prácticas.

Ahora doy más mi opinión, hablo con más propiedad. Soy más valiente. Estoy más relajada y tranquila. Mis interacciones son más fluidas, con mi mamá, primas, tatas, no me siento con esa incomodidad permanente y la paso mucho mejor.

Ahora me doy cuenta de que sí me gusta interactuar con las otras personas, y ya no me afecta tanto tener silencios por ejemplo, cambio el tema y sigo.

El programa es muy personalizado, no son clases grabadas, se puede interactuar con la Paz, ella te entiende y te guía muy bien, dándote las herramientas que necesitas para manejar de mejor manera tu ansiedad social.

Francisca, 28 años.

Llevaba un tiempo de mucho estrés, de momentos de ansiedad, de sentirme agobiada con el trabajo y con mi vida personal y todo lo veía negro.

Trataba de calmarme y nada me ayudaba. Dije: no puedo estar así toda mi vida, es agotador, tampoco me lo merezco, menos en mi juventud.

Tomé conciencia de que tenía que revisar esto, cuáles eran los motivos y ver qué maneras tenía para solucionarlo.

Fue heavy porque me fui dando cuenta de que con ejercicios muy chiquititos iba avanzando muchos pasos. Me di cuenta de que si bien la ansiedad siempre va a estar, sí hay maneras para poder calmarla y poder vivir esos momentos con más calma.

No es que sea otra persona, sigo ocupándome de mis deberes y responsabilidades pero con otra mirada, también he aprendido mucho a no estar todo el tiempo criticándome.

Lo primero es que me gustó mucho cómo me explicó el concepto de ansiedad, porque fue muy didáctico, sencillo y entendible. Me gustaron mucho las tareas, ver los videos, son ejercicios fáciles de hacer y es más entretenido.

Lo que más valoro es la calma, darse tiempo, sentirse cómoda, no es fácil sentarse al computador y hablar, pero vi que resulta súper bien.

En general me he sentido más tranquila y he aprendido a dejar de mirar los problemas como una cosa gigantesca, como una nube negra que viene y no tiene solución si no que tomarlo, hacerme cargo y buscar una manera para enfrentarlo.

Le he dado tiempo a mi vida, uno está mucho en el piloto automático y estás muy pendiente de otros cuando estás con ansiedad social.

Ahora hago un STOP y digo que es tiempo para mí, poner atención a mi cuerpo y aprender a saber cuándo hay que parar. No dejo que todo sea un sobre exigencia.

Consejo a alguien con ansiedad: que no tenga miedo de recurrir a una terapia, no es para los locos, es un muy buen espacio. También le diría que lo más importante es el autocuidado y escucharse, cuando lo estás pasando mal, tiene que llegar el momento en que uno pare y se haga cargo.

Recomiendo a la Paz porque es muy empática, escucha al paciente, se da el tiempo sin emitir juicios, de forma muy cercana, no hay una asimetría entre profesional y consultante, es una instancia cómoda. Y también porque es organizada y metódica. Los ejercicios de tarea son MUY BUENOS, alcanzables y te ayudan mucho.

Isidora, 24 años.

Antes de consultar estaba demasiado mal, muy sobrepasada, no tenía tiempo para nada, básicamente estaba exigiéndome muchísimo porque no me resultaban las cosas como yo quería que me resultaran y llegué a un punto en que mi cuerpo me mostró que ya no podía más, me dolía la cabeza, la espalda, la guata, era una sensación de angustia demasiado grande.

Llevaba un tiempo así y decidí que no podía seguir en ese estado, porque no era sano bajo ningún punto de vista.

En las sesiones rápidamente me sentí comprendida, y vi que no era solo yo a la que le pasaba esto. También vi que tenía solución.

Si bien no eliminé la ansiedad (porque no se puede, aunque uno quisiera “hacerlo perfecto” también en la salud mental), he aprendido a identificar qué me la provoca, parar un poco y vivirla, permitirme sentirla, y eso para mí es un gran avance.

También siento que aprendí a darme cuenta que es imposible hacer tantas cosas al mismo tiempo y hacerlas todas bien.

Logré dejar un trabajo y fue muy positivo, es impresionante como uno a veces no se da cuenta de qué es lo que te está haciendo mal, y en este caso era que estaba haciendo muchas cosas y eso me colapsaba.

Antes me dolía siempre la guata sin razón aparente y seguía funcionando, y ahora que he dejado de hacer tantas cosas, casi no me duele. No me había dado cuenta que era por eso.

Me ayudaron mucho los ejercicios para hablarle distinto a mi ansiedad, y para poder parar, pensar e identificar lo que me estaba pasando. Dejé de estar siempre en “piloto automático”.

Consejo a alguien con ansiedad: Le diría que no ignore lo que le está pasando, porque si no, nunca se va a solucionar. Que pida ayuda, que vaya a terapia y que es bacán.

Recomiendo a la Paz porque genera un espacio donde uno se siente bien, donde se puede conversar, da confianza, seguridad y nunca me sentí juzgada y eso lo encuentro bacán.

Paula, 35 años.

Estaba pasándolo muy mal en situaciones sociales, estaba muy “hacia adentro” por la pandemia y otras cosas, y me complicaba mucho interactuar, me quedaba en blanco y no lo pasaba bien.

Me gustó harto aprender sobre mindfulness, y sobre cómo cambiar mis pensamientos. Todas las tareas me hacían reflexionar y podía enfrentarme mejor a la ansiedad social.

Me atreví a hablarle a más gente y mandar audios, logré estar más contenta, y salir con un chico de Tinder.

Consejo a alguien con ansiedad social: que busque una terapia o un taller de teatro pero que no lo haga sola porque es muy difícil.

Recomiendo a Paz porque su forma de trabajar es seria, profesional y las tareas ayudan a ir avanzando. Además en las sesiones enseña teoría y eso nunca me había pasado en una psicoterapia. Me sentí cómoda y fue bueno hablar las cosas y que me entregaran estrategias concretas.

Karol, 27 años.

Cuando pedí la hora estaba muy insegura en mi nuevo trabajo, trabajaba solo online, no tenía en quién apoyarme, sentía que tenía pocas herramientas y que no podría dar consejos a los demás si yo misma no me podía ayudar a mí.

Soy trabajadora social y tenía que hablar con gente que no conocía, me costaba mucho hablar por teléfono y no sabía si lo estaba haciendo bien.

Había estudiado tantos años y fue terrible darme cuenta de que tenía este problema de ansiedad social… era como que se me caían todos los sueños, me sentía un “bicho raro”. Me daba mucho miedo enfrentarme a la gente.

Entendí que esto le puede pasar a cualquiera. Saber que en el programa haríamos un trabajo planificado me dio confianza y era justo lo que yo necesitaba. Si iba donde otra terapeuta, iba a perder mucho tiempo y trabajo descubriendo qué me pasaba.

Tuve muchos logros: Ya no me enfoco en que me están mirando mal, o en que está mal lo que voy a decir. Ahora sé que puedo conversar delante de grupos, y dar mi opinión.

La ansiedad social ya no me molesta como antes. De repente me vienen pensamientos de que algo puede salir mal, pero siento que es mi desafío el poder vivir mas allá del miedo para conseguir lo que quiero, y eso me gusta.

Pude descubrir de dónde venían mis inseguridades, mi deseo de lograr la perfección y de tener el control de todo.

Ahora tengo la seguridad de mostrar quién soy, de cometer errores, de que no todo va a estar bien todo el tiempo, y sé que no a todos les voy a gustar.

Me permito sentir la ansiedad y cuando enfrento me siento feliz. Miro mis errores como algo bueno y no como fracasos totales.

Mis relaciones con otros cambiaron porque ahora doy mi opinión y ya no me siento invisible en mi trabajo, con mis amigos, con mi pareja, con mi familia: en todas partes me siento yo.

Yo aconsejo que alguien con ansiedad social consulte porque te dan herramientas y reflexiones, y se necesita el apoyo para ir superando algunas etapas.

Me gustó mucho el Programa Segura y Libre para ansiedad social porque estaba bien planificado y era preciso para ir avanzando. Me sentí bien las sesiones, me sentía en confianza para poder explayarme y me dejé fluir.

Daniela, 28 años.

Antes de consultar estaba bloqueada, sabía que algo me pasaba pero no podía darle un nombre. Cuando conocí a la Paz me di cuenta que lo que me pasaba tenía un nombre, no era solamente que yo era tímida.

La ansiedad me bloqueaba y me hacía sentir que yo no podía, y que no lo iba a lograr.

Mi pololo me decía que yo no compartía con el resto y que no hablaba, y yo ahí me di cuenta de que no podía sola, pero igual lo intenté por un año, después te conocí y dije: aquí está la mano que necesito.

Estuve 3-4 meses dudando si pedir la hora o no, yo no tenía trabajo y estaba muy triste, bloqueada y hubo un día en la noche en que me atreví a pedir la hora, yo lloraba y lloraba, no me gustaba cómo era…

Cuando Paz me mostró lo que hacía me sentí tan identificada que dije: esto es, tengo que hacerlo. Me pasaba todo eso.

Con todas las herramientas que Paz me entregó tuve más seguridad en mí para ir cambiando, entendí que esto es algo que a mucha gente le pasa y con eso pude empezar a hacer las cosas no más, a ir hacia adelante.

Justo llegó esta terapia a mi vida cuando empecé a trabajar y me ayudó mucho, sin terapia hubiera sido mucho más difícil adaptarme, quizás no me hubieran evaluado bien. Me hizo sentir mucho más segura, y pude relacionarme, preguntar y no quedarme callada porque eso no me hacía bien a nivel personal ni profesional.

En el aspecto social, con mi familia he notado un cambio, ahora hablo más con mis tíos, en el aspecto de pareja también me sirvió porque dije lo que sentía, no me quedé callada, me costó mucho pero lo dije.

Mi ansiedad social disminuyó bastante aunque sé que todavía tengo un poco, siempre va a estar acechándome.

Mi estado de ánimo mejoró mucho, a las pocas sesiones me sentía mucho mejor y mis cercanos lo notaron.

Me ayudó mucho el poder hablar con alguien de esto, que me entiendan y saber que esto le pasa a más gente.

Las meditaciones me han servido mucho, sobre todo en los momentos de estrés y mayor ansiedad me aterrizan y me hacen volver a la calma.

Consejo a alguien con ansiedad social: Que vaya a terapia, es lo mejor, que haga algo para mejorarlo porque de verdad le va a cambiar la vida. De verdad Paz me ayudó mucho.

Siempre lo recomendaría porque da las herramientas justas para ir quitando esa ansiedad, te va a escuchar y te ayudará a entender todo esto.

Me sentí muy cómoda en las sesiones, conecté muy fácil con Paz, nunca tuve miedo de decir las cosas, nunca sentí miedo de ser juzgada por lo que fuera a decir.

Sabía que tenía que tomar el programa porque era exactamente lo que necesitaba.

Carolina, 33 años.

Consulté luego de que estaba en una clase de mi diplomado y tuve que exponer, y me sentí súper incómoda, con angustia y ganas de llorar.

Me gustó que el programa era específico para mí (mujeres jóvenes con ansiedad social) y me dio confianza lo que vi en internet de ti (testimonios, que eres psicóloga de verdad).

Ahora tengo herramientas para usar en situaciones en que me sienta incómoda. Me di cuenta de que quizás hay que aceptar la incomodidad, pensar que a otras personas igual les pasa, que el peor escenario sigue siendo algo que no es terrible y que en la medida en que me siga exponiendo uno se va acostumbrando al estímulo.

En reuniones con amigos de mi marido me sentí más relajada en estos ámbitos, con más libertad de hablar. Antes lo pensaba mucho, ahora hablo más libre de lo que pienso sin darle tanta vuelta antes de qué van a decir o pensar, y simplemente lo digo.

Eso me hace sentir que puedo mostrarme como soy de verdad, aunque a veces no hable tanto, y no me siento culpable por ello.

Logré participar más en el diplomado al prender la cámara, hablar más en clases. El miedo no me paraliza pero sí hay harta incomodidad, y ahí trato de hacerlo igual.

Este programa da herramientas para avanzar y mejorar estos aspectos. Yo aconsejo pedir ayuda cuando hay ansiedad social porque si no, es mucho más lento el proceso.

Me sentí en todo momento escuchada y no juzgada, y es importante sentirse cómoda y con confianza de que la terapeuta va a guiar bien el proceso.

Camila, 27 años.

Antes de consultar me estaba costando mucho la interacción general con gente que conocía y con quienes no, las clases, videos, presentaciones, todo… Me daba taquicardia, me ponía a transpirar, me tiritaba la boca, voz temblorosa, y sabía que en algún momento iba a tener que exponerme y hablar y no iba a poder…

Trabajar con Paz fue muy fácil, ella entiende bien lo que pasa, es como que es una más del clan, sabe lo que se siente, y eso genera una empatía diferente, para mí fue muy fácil hablarle… Y eso que yo no suelo hablar con nadie XD

Había tareas pero era flexible, si algo no lo podía hacer no importaba, así que no fue un estrés más en mi vida, y además eran tareas que te hacían mirar para adentro, pero fáciles de hacer. En las sesiones era una conversación, no un monólogo, y era dinámico, entretenido. Más de alguna vez me comentó algo que me hacía reflexionar sobre algo mío, y era nutritivo.

Tengo una lista de logros que debe tener por lo menos 10 cosas:

Aún me pongo nerviosa pero no a nivel satánico que me quedaba paralizada. Me hiperventilo un poco pero ya no tirito como antes, hablo con un poco de vergüenza pero lo hago, tampoco llego a transpirar.

Disminuyó mi eterno cuestionamiento mental, ya no me cuestiono todo 20 veces.

Me tengo más confianza que al principio del programa, yo antes dudaba demasiado de mí y mis habilidades, con los ejercicios aprendí a re-conocerme, a veces me centraba en cómo yo debería ser, y me di cuenta que yo estaba tratando de relacionarme de una manera que yo no era, y empecé a ser más como yo soy: esta soy yo, y no me voy a quemar la cabeza si no les gusta.

Soy una nueva Camila, lo encuentro la raja.

Ahora puedo hablar, y antes lo evitaba todo el tiempo. Ahora cuando puedo no hacerlo, ELIJO HACERLO y NO SUFRO como antes.

Me gustaron mucho las sesiones, eran dinámicas, y en las tareas me preguntaba cosas que yo jamás me hubiera preguntado.

Consejo a alguien con ansiedad social: Yo me imagino que ya lo intentó todo, le diría que si no puede que consulte, y le daría el Instagram de la Paz, en 8 sesiones ves cambios, yo creo que desde la 3º-4º sesión empecé a hacer yo misma cambios reales. Pide ayuda, tu vida va a mejorar, y eso lo vale.

Recomiendo a la Paz porque es muy fácil trabajar con ella, es como “livianita de sangre”, jaja, cae bien, tiene una disposición de oro, yo le hacía muchas preguntas y siempre me respondió todo, sin ninguna mala cara, igual nos podíamos reír en un ambiente relajado, distendido, y me ayudó muchísimo. Yo no pensé que iba a ser capaz de lograrlo en menos de 3 meses.

Carla, 33 años.

Antes de consultar estaba con MUCHO MIEDO: a la incertidumbre, a equivocarme, a fracasar, estaba muy ansiosa pasándolo mal porque iba a empezar a estudiar una especialidad.

Los ejercicios entre las sesiones me hacían mucho sentido, y me hacían sentir mejor en el día a día, por ejemplo cuando veía todo negativo o cuando me daba vergüenza decir algo en clases, pensaba en estos ejercicios y me ayudaban a tener coraje para hacer las cosas y para corregir lo que yo pensaba y no quedarme pegada en eso.

Me di cuenta que yo gastaba mucha energía rumiando, y pensar tanto te quita energía para hacer otras cosas más productivas.

Logré tener el valor de exponerme, y mostrarme vulnerable, sin tanto miedo a equivocarme. Aprendí que está bien equivocarse y que se puede cambiar algunas formas de pensar que son a veces autodestructivas, porque es mejor verse a uno mismo con cariño, con el mismo cariño con el que uno trata a las personas que quiere.

Consejo para alguien con ansiedad: Que es bueno pedir ayuda porque sola no te va a salir bien. Que uno gasta mucha energía y mermas tu autoestima y te privas de muchas experiencias al vivir con esa forma de pensar.

Si cambias esto puedes CRECER en lo emocional, profesional, en tus relaciones; es un crecimiento integral.

Recomiendo a la Paz porque me gusta su forma de trabajo, es súper ordenada, estructurada, comprometida también, y este proceso ayuda a ordenar la mente. Adquirí herramientas que me van a servir para siempre.

Pamela, 32 años.

Antes de consultar por mi ansiedad social había vivido situaciones de acoso laboral, y había querido defenderme, pero no pude. Mi papá vivió lo mismo y hace dos años está con depresión, y yo no quería terminar igual que él.

Cuando estaba con grupos grandes me sentía muy consciente de qué iba a decir, de ofender a alguien, de ponerme muy nerviosa para decir cosas, me sudaban las manos, me tiritaban, mi corazón se aceleraba, respiraba más corto y me sentía en peligro.

También me decidí a consultar cuando supe que esto que me pasaba tenía un nombre.

Yo antes pensaba que yo no tenía una buena forma de ser, como que soy rara. Y leí los otros testimonios y dije: “esto es lo que mismo que a mí me pasa… ya es hora de invertir en mí”.

Quise tomar esta terapia porque Paz lo ha vivido y ha pasado por esto, por eso es más cercana y sientes una compañía más real, no solo desde los libros. Esa sensación es buena porque no te sientes como bicho raro.

Me gustó dedicar tiempo para mí, poniéndome como prioridad. Hacer las tareas fue algo que disfruté mucho.

Me fue muy útil el poder conocer mi mente y separarme de lo que pienso, verlo más desde afuera. Antes yo era negativa en extremo, y ahora ese momento negativo dura menos, lo corto antes.

Yo había leído muchos posts pero esta vez me llegó de verdad, lo puse en práctica y me funciona.

De hecho fui a una junta con mis compañeros y sentí que fluía más, no era yo y mi mente pensando qué decir: esta vez estaba más tranquila, y lo pasé bien. Noté un gran cambio ahí.

En mi estado de ánimo igual estoy mejor, antes iba predispuesta a pasarlo mal, ahora trato de no pensar en eso antes de juntarme con personas. Ahora me conozco mejor y acepto mis distintos niveles de energía.

Mi ansiedad social también disminuyó porque ahora confío más en mí, antes era muy negativa, y otras personas me han dicho que ha sido bacán trabajar conmigo, que tengo una buena actitud, y ahora les creo.

Me ayudó mucho a exponerme de a poco, empecé a ir a todas las reuniones y me hice consciente de que es bueno exponerse. Me daban todas las sensaciones, pero después era súper gratificante.

También pude fluir, sentir la ansiedad, y saber que no era para morirse. Aprendí que yo puedo ser distinta a mi familia, que puedo expresarme y a la vez aceptarme como soy.

Consejo a alguien con ansiedad social: que siga haciendo las cosas, que no las evite. Hacerlo sola es muy difícil, mejor hazlo con ayuda. Yo trataba de hacerlo sola de hace rato pero sentía que no iba a poder y no me sentía feliz, y ahora estoy en ese camino de aceptarme como soy y ser más feliz.

Aconsejaría tomar la terapia porque es mucho mejor estar acompañada y como es algo constante, hace que uno esté todo el rato trabajando en uno.

Recomendaría a Paz porque ella comprende lo que uno ha pasado y es súper transparente, me gustó su humor y cercanía, pude decir todo lo que pensaba y fue súper grato.

Jocelyn, 28 años.

La terapia me sirvió para comprender el problema de mi ansiedad social, y ver que la solución existe. Pude ver que una parte depende de mí y otra depende de alguien que me ayude, que me den ese empujoncito para seguir adelante.

Pude entender bien cómo funciona la ansiedad, y pude hacerla callar cuando no era necesaria.

También pude ver que sí puedo superar esto, que ya he sido valiente, con mucho esfuerzo he hecho muchas cosas en mi vida.

Mi ansiedad ha disminuido, ahora solo la siento en el momento pero ya no tan intensa ni desde varios días antes, como era antes.

Consejo a alguien con ansiedad social: que tiene que hacer callar a su ansiedad, que se puede. Que pida ayuda A TIEMPO, para hacer las cosas sin miedo, o con menos miedo, y mejorar su calidad de vida.

Yo debí haber buscado ayuda antes de entrar a la universidad, muchas cosas hubieran sido diferentes, hubiera creado más confianza en mí misma.

Recomendaría trabajar con Paz porque de verdad que sirve, aprendí muchas cosas y he podido atreverme, hacer callar a mi ansiedad y decirme que sí soy capaz. Ya no tengo ese miedo de exponerme tanto, ahora logro hablar y sé que puedo lograr mucho más.

Jenifer, 31 años.

Antes de consultar con Paz, mi cuerpo estaba malo, y me sentía todo el rato agobiada, con pensamientos negativos, tenía todo el tiempo esa idea de la muerte. Hoy recuerdo los pensamientos pero ya no me generan esa angustia, emocionalmente respondo distinto, sin sufrimiento.

La terapia me ayudó a gestionar los pensamientos, darles nombre, ponerles barreras y tratar de enfocarme.

Siempre sobrepienso las cosas, por la ansiedad o porque así funciono, y esto me ayudó a tener una mirada externa que no tenía porque no es lo mismo contárselo a la familia o a una amiga.

Hay cosas que se volvieron más claras. Me sirvió mucho poder hablar con tranquilidad, y mi nivel de ansiedad bajó mucho, antes lloraba todo el día, me dolía mucho la cabeza y tenía toda clase de síntomas físicos que venían solo de mi mente. Hoy en día eso ya no existe.

Pude racionalizar mi sobre-pensamiento o sobreanálisis y por eso tengo menos ansiedad, además se juntó con que volví presencial a mi trabajo y eso me ayudó a separar mis horarios y mis espacios. Pude establecer límites.

Me fue muy útil poder des-catastrofizar mis pensamientos y evaluar cuáles son mis valores, para definir bien en lo que me quiero enfocar en mi vida.

Recomendaría trabajar con Paz porque sabe escuchar, es ordenada y no te juzga, y porque su estructura de trabajo fue muy útil para mis objetivos.

Antonia, 19 años.

Me sentía muy mal conmigo y me culpaba mucho porque yo sentía que lo que me pasaba no era normal y que yo era la única así, porque no veía a nadie que le pasara eso a mi alrededor, ni un comportamiento ni un poco parecido.

Y con 18 años seguir en lo mismo, pensar que ahora tendría que afrontar una nueva etapa (la universidad), porque en el colegio tuve relaciones sociales muy escasas, me sentía demasiado aterrada de empezar de nuevo, de cero. 

Sentí que al fin encontraba una persona que podía entender lo que estaba pasando porque yo antes tuve otra psicóloga y ella no logró entenderme.

No pensaba que en 3 meses lograría estar mejor, nunca pensé que llegaría a tanto.

Empecé a notar los cambios cuando entré a la universidad porque a pesar de que fui con mucho miedo, siento que fui avanzando paso a paso, con las herramientas nuevas que tenía.

Llegué a hacer cosas que pensé que jamás podría hacer, como el hablarle a alguien que no conociera, saludarla, iniciar conversaciones, ir acercándome a la gente, tener una buena relación con el curso, hablar en el grupo, hacer presentaciones.

Escribirlo me ayudaba a que se volviera más real, y me ayudó a decidirme a hacerlo, fue muy útil, y estoy feliz con lo que he avanzado.

Ahora casi no me trato mal cuando pasan las cosas, casi no me arrepiento y siempre trato de tratarme mejor. Pensar en que estoy hablando con otra persona que no soy yo, como si fuera una amiga.

El ver que soy demasiado perfeccionista en las relaciones me ayudó mucho a llegar donde estoy ahora. 

Aceptar que soy así y tratar de mejorar.

A pesar que a veces siento que es poco, todo el mundo me dice que nota los cambios.

Ahora no me veo como en un hoyo sin salida, ahora me tiraron la escalera dentro del hoyo y me dijeron: por aquí puedes subir.

Aconsejo pedir ayuda, porque yo sé que a gente en mi situación le cuesta pedir ayuda y abrirse.

Pedir ayuda no es malo ni te hace ser menos o débil, si no que es algo normal. 

Y esto es un problema más y es importante decirlo, contarlo y poder aceptarlo y mejorar. Porque se siente muy bien. Yo pensé nunca pedir ayuda porque pensaba que no me iba a ayudar, pero no fue así.

Recomiendo a la Paz porque es un gran apoyo, ella realmente me entendió y todo lo que me dijo y enseñó me ha servido muchísimo.

Daniela, 31 años.

Antes de consultar estaba sufriendo la existencia, me había cambiado recién de trabajo y no era cómodo relacionarme con gente nueva y sentir que no tenía herramientas.

Todo era súper terrible para mí, me tiritaban las manos, tenía muchos síntomas, incluso cuando me decían “preséntese” era un sufrimiento.

Siempre estaba analizando mi existencia completa, pensando “obvio que todos me odian y viven pensando mal de mí”.

Lo bueno de la terapia fue que la Paz está dispuesta a escucharte, hay empatía porque venimos del mismo lugar, y no te está juzgando, y con eso se genera un ambiente de confianza.

Sobre todo la primera sesión fue súper esquemática, fue muy bueno ver lo que a mí me pasa de forma ordenada, así dejó de ser un caos.

Las tareas para mí fueron muy valiosas porque me servían para ordenarme, no eran lateras, eran de reflexión, y los videos eran muy entretenidos.

Yo antes pensaba que las terapias eran aburridas o que te hacían sufrir más y llorar todo el rato, por ser tan introspectivas, pero en este caso no fue para nada así. No fue todo en serio, acá pudimos reírnos y disfrutar.

Igual lloré, pero no de sufrimiento si no que de darse cuenta, “encontrarse”, en un sentido más espiritual.

También fue bueno darme cuenta de que la ansiedad es algo normal, no es que uno esté mal, equivocada o sea un alienígena, me sentí comprendida.

Lo otro positivo es que tenía un plazo, saber que eran 3 meses y que iba a estar mejor en esa fecha, no tan angustiada por siempre fue súper bueno.

Cumplí mi objetivo de tener más herramientas, aprender a no ser tan dura conmigo misma, a hablar con la gente, y no tener tan metido en la cabeza que lo único que importa es ser inteligente. Una lección valiosa para mi fue el darme cuenta que “no todos están pensando en mí”.

Me ayudó mucho a poder ordenar lo que tenía en mi mente.

También en que disminuyó bastante la expresión física de la ansiedad, y ya el sentir eso es un gran alivio, el no estar sudando y que no te tiriten las manos todo el rato. Ahora estoy muy poco rato con el corazón acelerado, es más vivible. Fue un cambio que me ocurrió casi sin darme cuenta.

En una situación nueva me tuve que presentar y pude hablar simplemente SIN SUFRIR. Eso fue genial.

Mi estado de ánimo también mejoró, ya no me tomo toda la vida con desagrado. Antes me encerraba tanto en mí misma que no quería nada y no hacía nada, y lo pasaba mal.

Me ha sorprendido el sentir que también puedo pasarlo bien en las juntas, que pude juntarme con mis compañeros y no estar preocupada todo el rato, que pude hablar y ver que otros tienen percepciones similares, que no soy la única que sufre en este mundo :).

Me sirvió mucho para darme a mi la oportunidad de CONECTAR con otras personas. Ya no los dejo a todos en el rango de conocidos, estoy más abierta que en el pasado a tener amigos.

Consejo a quien sufre de ansiedad social: da el primer paso, pide ayuda, es importante, no es terrible, ese miedo a pedir ayuda te aísla demasiado, y ese aislamiento te puede afectar incluso en hacer lo que quieres hacer. Nadie te va a ayudar si no das el primer paso.

Hazlo, aunque sea con miedo. Es más indeseable el arrepentimiento de no haber hecho algo que uno quería.

Si lo haces sola, puedes llegar a un punto en que eres altamente funcional, incluso pasándolo mal, pero al final ¿logras disfrutar? No estás en paz contigo misma. Y esto no se soluciona hablando con una amiga, uno necesita otras herramientas.

Tampoco basta con solo saber lo que tienes, es necesario tener un camino más guiado para que uno puede evolucionar un poco, no estar todo el rato sintiendo que es visita en todos lados, incómoda. Y eso no se logra sola.

Para mí esto de la ansiedad social es una mezcla súper extraña: quieres estar con gente pero a la vez tienes miedo, y por eso te quedas sola.

Este programa es bien definido, no es una terapia super etérea, son cosas más concretas, y yo pude ver cambios en mi propia actitud ante el mundo.

Recomendaría este programa porque está bien estructurado, es específico y realista, siento que vale totalmente la pena la inversión. Se cumplieron mis expectativas 😀.

Paola, 43 años.

Pedí ayuda con la Paz cuando sentí que no lograba manejar la situación con mi ansiedad social, cuando me di cuenta de que esto solo iba a ir creciendo cada vez más. Yo huía e inventaba cualquier excusa para evitar las reuniones: decía que yo estaba enferma, o mis hijas… hacía todo un show para salir corriendo.

Tanto era mi terror que en una graduación del colegio en que trabajo tenía que presentar algo e inventé que mi hija se había caído en el jardín, y yo después decía: “qué me pasa, cómo pude inventar eso”.

Yo sabía que no iba a poder salir sola de esto. Lo intenté por años, pero lo hacía mal, porque me trataba mal. Me decía: “pero cómo tan tonta, cómo, si eres jefa, cómo si tienes más de 40 años, cómo te va a costar tanto aún”. Me sentía una real impostora, un fraude. Nunca lo conversé con nadie porque me decían que era imposible que sufriera tanto, que no me se me notaba.

Al hablarlo con alguien que no te juzga y te comprende, sientes que no eres la única en el mundo y que hay maneras de irlo remediando y avanzando, y que no es un enfermedad.

Lo que me gustó de la Paz fue la confianza y la cercanía que genera, y eso que fue una terapia 100% online… Yo pensé que iba ser frío, no cercano, pero así y todo ella hace sentirse confiada y comprendida. Las características personales y profesionales de la Paz, y el hecho de que el programa sea tan completo, hacen que uno se sienta muy bien y vaya avanzando en cada sesión.

En el programa no solo me dieron los tips, como en una receta de cocina, si no que fuimos paso a paso entendiendo qué es lo que yo tengo, cómo funciona, de dónde viene, me vi internamente y cambié el chip, y luego vimos las técnicas para enfrentarlo. Esta vez logré pasar la barrera de llevar las estrategias a la práctica. Antes las tenía anotadas y no era capaz de hacerlas.

Durante la terapia vi muchísimos cambios: aprendí a quererme, a aceptar como soy, en todos los aspectos. Supe bien qué es lo que me pasa: antes yo creía que era vergüenza no más, pero ahora sé bien lo que es la ansiedad. Aprendí a tratarme mejor, y ya no ando de mal genio antes de las reuniones, ni tampoco quedo destruida cuando terminan. Eso afectaba mucho a mis hijas y a mi esposo.

Con todo esto, mi ánimo también mejoró bastante, y lo mejor es que le di el ejemplo a mis hijas de que no tenemos para qué sufrir para siempre.

A alguien que estuviera en mi misma situación, yo le diría que sí se puede salir de eso, pero con ayuda. Uno no puede sola, no puede solo con las ganas. Necesitas a alguien que te esté guiando para poder avanzar.

Recomendaría trabajar con Paz por la cercanía, la empatía, el profesionalismo, lo sistemático y organizado del proceso. Son sesiones de psicoterapia, luego tareas y ejercicios que ayudan a alcanzar TUS objetivos, porque ella no tiene una varita mágica que va a hacer todo por ti, pero sí te entrega las herramientas precisas. Profesionalmente sabe mucho y eso da la confianza de seguir, además me dio tranquilidad y seguridad, y lo pasábamos súper bien en las sesiones, jaja.

Estoy feliz, feliz, feliz, porque al fin encontré lo que busqué por años. Esto me ayudó de verdad, vi cambios reales, nunca sentí que no me estaba ayudando, cada sesión fue un aprendizaje y siempre me fui con algo que hacer. Agradecida hasta el infinito y más allá.

Ignacia, 19 años.

Antes de tomar la terapia, yo siempre había sido tímida y tenía una amiga que también lo era entonces para mí era normal, decíamos “somos tímidas” y ya, pero en el fondo sentía que algo pasaba.

Como a los 10 años ya empecé a escaparme de las situaciones con personas, porque me dolía la guata y me daban muchas ganas de llorar, pero no tenía claro que fuera un problema.

Después crecí y ahora se habla más de la ansiedad y de la ansiedad social, y cuando vi lo que la Paz hablaba en su Instagram dije: “esto es lo que a mí me pasa“.

Pedí ayuda al darme cuenta que esto era algo real y que me limitaba mucho porque me daba lata perderme de tantas cosas.

Había tenido malas experiencias con psicólogos, y ahora aunque fue todo online (por la pandemia) fue un lugar bacán para mí, sentí confianza, me sabía escuchar (no me interrumpía, jaja) y me entendía.

Entre las sesiones veía los avances, hacías las tareas y veía cómo seguir, reflexionaba y me daba cuenta de otras cosas. Me gustó mucho aprender sobre la ansiedad, qué pasa en mi cerebro, sobre los errores de pensamiento, los videos y los audios.

Cambios que he visto con la terapia: cuando me voy a juntar con mis amigos ya no siento esa ansiedad de antes, estoy más relajada. Además, ahora me comprendo más: antes me juzgaba mucho y ahora me hablo distinto, con más compasión.

Con la gente que no conozco soy más buena onda, antes me hacía “la dura” porque me daba susto relacionarme.

Qué consejo le daría a alguien en mi situación: que pida ayuda, que nunca será peor de lo que ya está, que la terapia le va a ayudar para conocerse y entenderse. Que sepa que no es la única persona a la que le pasa y que “no eres el centro de atención: nadie está tan pendiente de ti“, jaja.

Recomiendo trabajar con la Paz porque es cercana, es bacán lo que piensa, su onda, es relajada, te ayuda y te dice todo de buena forma, y lo mejor es que de verdad te ayuda a superar tu ansiedad social.

Tanto es así que ahora empecé a trabajar como shopper de una empresa y he tenido que comprar, ir a dejar productos a casas y hablar con mucha gente (incluso por teléfono), cosa que antes para mí hubiera sido impensable.

Javiera, 24 años.

Pedí ayuda cuando me di cuenta que estaba muy nerviosa y angustiada, con distintos temas que me hacían sentir que no estaba siendo suficiente como persona.

Eso me explotó con el inicio de clases en la Universidad, con un ramo que tenía muchas actividades en que se requería de “habilidades blandas” y yo me estresé, no me sentía capaz de nada, la estaba pasando mal, dormía mal y tuve una crisis.

Me gustó mucho en las sesiones que la Paz podía entender muy bien lo que le estaba tratando de decir, con eso mismo sentía que la ayuda que me brindaba era muy buena.

Yo sentí antes en otras terapias psicológicas que no me había pasado que me entendían tan bien, y a partir de ahí, teniendo esa comprensión de base, sale todo mucho mejor.

Los cambios que tuve durante la terapia fue que logré ser mucho menos autocrítica ante cualquier cosa que no resultara tan bien. Ese ser interno crítico ya dejó de ser tan intenso.

Físicamente dejé de sentir esa presión en el pecho, comencé a dormir mejor y mi ánimo está más alegre.

Socialmente he estado bien, hablando con harta gente, me he sentido varios días como empoderada para hacer más cosas, me siento capaz, y además me pongo contenta con mis avances.

Mis relaciones con los demás en general han mejorado, porque ahora estoy más abierta a conversar y pasar tiempo con ellos.

Lo que más me ayudó de la terapia fue el sentirme comprendida, eso fue lo primero y la base de todo. Me gustó mucho entender lo que es la ansiedad y la ansiedad social, los miedos que tengo.

Todo lo que hicimos me gustó y todo me sirvió, jaja.

Como consejo a alguien en mi situación, le diría que vaya a terapia con la Paz, jajaja. Le contaría cómo me sentía antes, lo que pasé y cómo estoy ahora y de que SE PUEDE, que no sea tan duro consigo mismo.

Recomiendo a la Paz por las mismas cosas que me gustaron de las sesiones, porque me pude sentir comprendida, porque pude trabajar todas estas cosas, me pude empezar a sentir mejor y estoy mucho mejor ahora y siento que puedo seguir mejorando aún más.

Carla, 24 años.

Llegué a consultar porque necesitaba orientación y que me ayudaran a encontrar lo que estaba en mí para enfrentar todo lo que me daba miedo, no tenía claridad sobre hacia dónde ir, y sabía que necesitaba ayuda profesional.

Me sentí muy acogida en la terapia y Paz tiene un gran compromiso, me mandaba tareas y sentí que yo no era una paciente más, si no que de verdad había un vínculo lindo entre nosotras.

Además nunca me juzgó por nada, si no que todo lo contrario, me sentí complemente validada en todas las situaciones y eso me ayudó a aprender a validarme a mí misma en otras experiencias.

Esta terapia me significó un cambio súper grande en muchos ámbitos, realmente cambió todo mi sistema: estoy con otra disposición, ahora sí me atrevo a hacer más cosas, ya no me limito por el miedo o vergüenza o por ser juzgada. También me ayudó a establecer límites y poder validar todo lo que estaba sintiendo y pensando, y ése fue el cambio más grande.

La Carla que entró en la primera sesión no es la misma que hoy termina la terapia. Yo necesitaba este empuje y alguien que me ayudara.

El hecho de sentir ansiedad no me gustaba para nada y por eso evitaba todo lo que me la generara. Y ahora entiendo que está y que me sirve y que tengo que tratar de poder lidiar con todas las sensaciones físicas y emocionales.

Aprendí a tolerar que ese momento va a pasar y que después la satisfacción de haberlo hecho es mucho más grande, porque me atreví.

La relación con mi familia igual cambió: cuando voy donde mis papás siento que nadie es el mismo que antes. Yo, al ser ansiosa era mas rígida en mi relación con ellos, y todo estaba tenso.

Después que aprendí a lidiar con mi ansiedad, ya no era tan pesada con ellos y eso nos ayudó a relajarnos a todos en la casa.

Internamente los “perdoné” a ellos por cómo me criaron, entendí que esas fueron sus herramientas, y hoy ya no me siento una niña haciendo pataletas para que me den su amor. Todos hemos madurado.

Alejandra, 39 años.

Antes de comenzar la terapia estaba muy ansiosa, me sentía agobiada e incluso estaba pensando en renunciar a mi trabajo porque simplemente no podía relacionarme con la gente, sobre todo en las reuniones de consejo de profesores, y menos de forma online.

Ahora que he avanzando en las sesiones estoy esperanzada y siento que esto tiene solución.

También sé que aunque es lento para algunas personas, igual se puede superar. Yo no soy tan joven, vengo de otra generación, con otra crianza, otra educación. Antes era todo más rígido y estricto, había bullying entre compañeros e incluso los profesores también podían maltratar a los alumnos (una profesora se burló de mí por este problema y eso me marcó mucho). También los papás eran diferentes, se exigían buenas notas a cualquier precio, y todo eso hoy me juega en contra.

Me ha gustado la confianza que me da la Paz, los aprendizajes que he tenido gracias a la información que me entrega, además que siempre está pendiente.

Con toda esa información sobre ansiedad social me he sentido muy identificada y se me prendió esa lucecita de esperanza de que esto no es para siempre, y las tareas me han servido mucho para ordenar mis pensamientos.

Los cambios que he tenido son que estoy tratado de cambiar mucho mis pensamientos, y que he tratado de no escuchar esa voz interna que me tira para abajo y que me dice: “oye, estás haciéndolo mal”.

Esto lo trato de aplicar en la vida sobre todo después de las reuniones, para no tratarme tan mal.

En mi estado de ánimo me he sentido mejor y más valiente para enfrentar todo eso que es difícil para mí, que es nuevo, como hacer clases por Zoom, hacer reuniones, exponerme, mostrar mi espacio, donde vivo.

Mi pareja me ha dicho “se nota que estás mucho mejor en tu estado de ánimo” y que él ve que ahora me atrevo a hacer muchas más cosas, a hablar más.

Lo que más me ha servido es conocer bien lo que es la ansiedad, saber lo que pasa en nuestro cerebro, los síntomas, conocerme, saber lo que a mí me cuesta más y lo que voy sintiendo en ese momento.

También el saber que el cerebro es flexible, que no está determinado a ser siempre igual, no queda rígido después de cierta edad y que uno puede ir modificando la conducta. Aunque sean avances chiquititos los que he tenido (por el contexto tan complicado).

Consejo para alguien en mi situación: que se crea el cuento, que se atreva a hacer más cosas, que no se restrinja tanto, y que no escuche esas voces de pensamientos negativos.

Que vaya a terapia porque sola no es lo mismo, uno tiene que hablarlo con alguien.

Recomiendo a la Paz porque da confianza, porque sabe del tema, es especialista, porque es muy empática y ha pasado por lo mismo, y qué mejor que alguien que te entienda por todo lo que estás pasando.

Antes de pagar la terapia no tenía ninguna duda, porque yo estaba feliz de haberla encontrado 🙂

Paz, 35 años.

Cuando partí la terapia estaba en período post parto, sumado a la pandemia, estaba en una inercia del encierro, de la monotonía. Lo estaba pasando mal, cero auto cuidado, al nivel de ducharme una vez a la semana. Mi prioridad han sido mis hijos desde que nacieron, y luego la casa y yo en último lugar.

Fue una búsqueda, siento que fui valiente al pedir ayuda. Quería salirme del mundo maternidad, y pensar en mí. Estaba buscando autocuidado para mí, y vi lo que escribe Paz en Instagram y fue como caído del cielo. Sentía que todo lo que hablaba era para mí.

En la terapia vi avances, me gustó mucho lo de las tareas, que fuera con metas concretas porque a veces las terapias son como que uno siente que no avanza. Vi resultados, y aunque también tuve semanas negativas, siempre vi avances y eso es satisfactorio.

Mis principales logros fueron que logré hablar de temas que tenía muy encerrados en mi corazón y tuve super buena recepción de mi entorno, me di cuenta que el entorno se queda con ganas de hablar más.

Darme cuenta de que al final todos tenemos ganas de hablar, solo falta que alguien dé el primer paso.

Me gustó mucho el ponerme metas, y le fui perdiendo el miedo de la reacción que iba a tener de ciertas personas cuando yo les hablara.

De verdad me siento más valiente, con menos miedos, y con más ganas de hablar. Y eso que estamos en pandemia: todo se daba para que yo hablara mucho menos 😅.

Con mi familia y amigos, he perdido el miedo de hablar de cosas incómodas, me he sentido más valiente para hablar temas que antes me guardaba. Tengo más confianza en mí misma para poder hablar y ya no evito juntarme con personas, en ese sentido mejoré mucho.

Consejo a alguien con ansiedad social: Que pida ayuda, que si hay algo que a uno le incomoda en la vida, hay que tratar de solucionarlo. Que no hay que normalizar el sufrimiento, hay que buscar ayuda.

Yo antes pensaba “soy así y no hay nada que hacer”, incluso me gustaba sufrir, sentía que se alguna forma lo merecía, pero no hay que normalizar el pasarlo mal.

Puedes pedir ayuda y puedes priorizarte, y si eres mamá más aún, porque si tú la pasas mal, tu hijo también lo va a pasar mal.

Recomiendo a la Paz porque siento que no trabajé solamente mi ansiedad social, trabajé en las etapas previas para cuando vuelva a la pega, en ser más valiente, en ser yo misma y ser vulnerable, y todo eso me va a servir mucho para momentos difíciles.

Camila, 25 años.

Antes de llegar donde Paz, estaba en una situación muy complicada, sentía miedo y frustración, que era incapaz de hacer cosas por mí misma y vivía en el mundo de la inseguridad.

Llegué a un punto en que no podía más sola, mis miedos se estaban apoderando de mí y me afectaban anímica y físicamente, llegando incluso a desmayarme cuando tenía crisis de ansiedad. 

Anteriormente había pedido ayuda psicológica en el servicio público y la atención no fue buena, lo que me hizo desconfiar de las terapias, pero por la buena recomendación, por la vocación y la empatía de Paz, el que me haya escuchado y entregado distintas herramientas, me motivé a seguir el tratamiento.

Tomé seis sesiones y vi muchos cambios en mí, desde la primera sesión: la relación con mi familia mejoró muchísimo, aprendimos a comunicarnos y comprendieron lo que era para mí vivir con ansiedad, mis amigos se me acercaron más, me apoyaron en este proceso, mi rendimiento en la universidad fue muy bueno, aprendí a no exigirme más de lo que debía.

Mi ansiedad disminuyó mucho una vez que la conocí, aprendí a vivir con ella y a comprenderla, cada vez que llegaba la hacía entender que no era el momento de que se pusiera histérica jajaja y yo controlaba la situación.

Todas las herramientas vistas en la terapia me sirvieron muchísimo: los videos, los audios y las tareas me ayudaron a expresarme, comprenderme y verme de otra manera, sin juzgarme tanto.

Ahora incluso he podido ayudar a otras personas con ansiedad y eso me pone muy feliz.
Recomiendo a Paz porque la experiencia fue muy satisfactoria, me entregó herramientas que me han servido en todos mis días. Tiene vocación, se dedica a sus pacientes y a mí me generó mucha calma y como dice su nombre, mucha paz 🙂

Fue una bonita experiencia, me encantó compartir con ella y me ayudó a terminar el año 2020 de mejor manera y comenzar el 2021 muchísimo mejor.

¡Gracias, gracias!

Antonia, 20 años.

Había pasado toda la vida siendo la tímida del grupo, la que no se atreve a nada, creyendo que sentirme así era normal y que estaba condenada a vivir así, siempre con miedo y escondiéndome de la gente, refugiándome en mi mamá o en mi grupo de amigas.

Yo misma me había puesto la etiqueta de que era “tímida” y vivía así, siendo tímida, y todos los demás esperaban que yo también lo fuera, y por eso supongo que también me comportaba así, muchas veces sin darme cuenta.

Ahora en la psicoterapia el poder ponerle un nombre a esto que me pasa, saber que es algo que existe, que no lo inventé yo y que no solo me pasa a mí ha sido súper aliviador.

Eso mismo hace que ya no me sienta tan ansiosa siempre.

He aprendido herramientas que me han permitido hacer más cosas que antes y eso me hace sentir muy bacán, más segura de mí misma porque ya puedo hacer lo que yo quería lograr.

He podido manejar sola mi auto, o llevar a otras personas en auto por lugares que no conozco, opinar en conversaciones (¡tremendo! porque antes no podía decir ninguna palabra 😅), bañarme en la piscina y usar traje de baño frente a otros y en definitiva, disfrutar más de la vida.

Antonella, 14 años.

Antes de consultar estaba nerviosa todo el tiempo, me costaba comer, me sentía con náuseas, me palpitaba mucho el corazón, me ponía muy nerviosa en las mañanas sobre todo, y me asustaba mucho ante cualquier cosa rara que notara en mi cuerpo. Pensaba que era algo malo, algo muy grave.

Me gustó que la Paz me explicó todo lo que pasaba con la ansiedad en mi cuerpo y mente, me dijo que era una emoción normal, y me enseñó qué podía hacer cuando la sintiera.

En la terapia aprendí que cuando tengo esos pensamientos, me digo que es solo mi ansiedad hablándome y que no es real, y si veo algo raro en mi cuerpo no le presto atención como antes, que me llegaba a preocupar y no me daban ganas de comer.

Ahora disminuyó mucho mi ansiedad, y tengo más ánimo para hacer cosas, puedo comer con normalidad, me siento con más energía y no estoy nerviosa todo el día.

En mi familia están contentos por mí e incluso compartimos más que antes, y hablo más con mis amigos.

Consejo a alguien con ansiedad por enfermarse: le diría que es solo la ansiedad hablándole, y que vaya a terapia porque ayuda mucho.

Recomiendo a la Paz porque te explica todo lo que es la ansiedad y hace actividades que me gustaron mucho.

En las sesiones online me sentí bien, cómoda, y también sentía que no iba a estar con la ansiedad para siempre, sentí esperanza de estar mejor.

Martina, 17 años.

Antes de ir a terapia me encontraba demasiado desanimada, desmotivada, con miedo a salir y una ansiedad tremenda que no sabía cómo controlar.

Al llegar a terapia, me sentí cómoda, era un ambiente seguro y pude verme hablando de mis cosas por mucho que me costara compartirlas o hablar de ellas.

Con el tiempo me he podido sentir mucho menos deprimida, he mejorado mi relación con amigas, ya que antes apenas les hablaba, he podido juntar ganas para poder rendir pruebas e ir a la mayoría de mis clases, puedo salir de mi casa y he aprendido de a poco a controlar mi ansiedad.

La técnica de respiración me ayuda muchísimo con mi ansiedad, el tener que hablar de mi semana me ayuda a ordenarme, gracias a la Paz pude hablar con mi mamá temas que no sabía cómo abordar pero ella debía saber, y lo que más me ha ayudado es tener a alguien que me ayude a enfrentar mis miedos pero de forma segura y sin agobiarme o hacerme sentirme peor.

Si alguien está pasando por lo mismo que yo, le diría que tenga en mente que ir a terapia es un trabajo a largo plazo pero vale la pena. Que tenga la confianza de decir si siente que algo no está funcionando o que la psicóloga podría mejorar de cierta forma.

Siempre la Paz recibe consejos de la mejor manera. Deja que simplemente te hablen, y de a poco en las conversaciones se darán las instancias de aprendizaje o superación.

Recomendaría a la Paz porque es demasiado paciente, hace lo mejor que puede por ayudarme y entenderme, se adapta a mis gustos e incluso investiga cosas que le he mencionado. Es muy motivada y se nota que tiene pasión por lo que hace.

Verónica, 32 años.

Antes de ver a la Paz, sentía que no podía avanzar en los días.

Estaba como en un agujero, sentía miedo a morirme y a que todos se murieran. Lloraba mucho, todos los días me estaba despidiendo de mi hijo, incluso le escribía cartas para que él supiera cómo había sido yo, cuando ya no estuviera.

Lo que más valoré primero fue su empatía, nunca me juzgó, siempre me entendió y me dijo: “vamos a salir de esto”.

Me gustó que me dijera que había solución, pero lo principal fue la empatía. Nunca me dijo: “oye, eso no es verdad, así que enfoquémonos en que no va a pasar”.

Lo primero fue la validación, y luego fue saber que hay un camino para salir de la ansiedad.

Ahora que ya terminamos la psicoterapia me siento bien, con herramientas y comprendiendo todo lo que me pasa… o casi todo, jaja.

En la relación con mi familia, ha cambiado que ahora estoy más dispuesta a mi hijo, antes me molestaban muchas cosas, no lo podía tomar en cuenta porque yo estaba demasiado mal.

Mi estado de ánimo también mejoró, ahora me despierto sabiendo que todo puede estar mejor, con más ganas.

Logré entender que lo malo siempre puede pasar, y que no por eso hay que parar toda la vida. Igual ahora me preocupo por las cosas, pero es mucho más razonable.

No es esa preocupación de antes, de que vamos a salir a la calle y nos vamos a morir todos.

Con respecto a la ansiedad, pude conocerla, manejarla y ver la vida de forma más optimista, aprendí que aunque esté la posibilidad de que algo malo ocurra, no quiere decir que eso te vaya a tocar.

Las meditaciones me ayudaron mucho y las tareas me sirvieron para comprenderme mejor y no juzgarme tanto.

Sentí plena confianza en ella, y que le podía contar todo. Me sentía escuchada de verdad y no como cuando le hablas a alguien que está mirando el reloj.

Consejo para alguien como yo: que tiene que ir a terapia, que sola no se sale, ni sola ni con los libros de autoayuda.

Recomendaría trabajar con ella por su empatía principalmente, porque nunca me sentí juzgada, y más encima le tomé mucho cariño 🙂

Alexa, 17 años.

Cuando fui por primera vez a terapia, me sentía horrible. Tenía mucha pena, sentía ganas como de llorar todos los días, era de esa pena que no sabía de dónde venía, me despertaba y ya tenía pena… pena por existir.

También tenía ansiedad, pero no sabía que era ansiedad.

Nunca había tenido un espacio en el que simplemente tuviera que llegar y decir todo porque sí. Eso influyó harto en que me quisiera quedar en la terapia. Creo que en lo que llevo de la terapia ni siquiera pensé en irme en algún momento.

No me arrepiento de haberme quedado, no digo qué desperdicio, dentro del tiempo que llevo en esto fue choro entender de una vez por todas que en verdad no importa si es que me demoro en hablar con alguien, porque es importante hacerlo.

Estaba en una situación en la que sí o sí TENÍA QUE EXPRESAR LO QUE ME ESTABA PASANDO, y yo no sabía de eso, y me ha ido mejor ahora que sí hablo de las cosas.

Lo que más destaco como logro de la terapia es que por fin logré hacerle entender a mi cabezota que no está mal hablar con la gente sobre lo que me pasa, y he aprendido formas de cómo hacerlo y generar situaciones para intentar decir algo. No lo hago siempre, pero al menos ahora sé cómo hacerlo.

Antes tenía un bloqueo mental, tipo “¿cómo la gente hace esto?, ¿cómo la gente habla de sus sentimientos?”, yo no lo entendía y tampoco podía esperar que los otros supieran escucharme o darme algún consejo.

No creía que para alguien como yo fuera necesario que la gente la escuchara. Tenía tan en mente lo de que “quizás estoy malgastando el tiempo de la gente al decirle cómo estoy”. Simplemente al hacer eso me sentía mal. No sabía si el otro iba a aceptar escucharme.

Yo era muy así, de ningunearme todo el tiempo.

Creo que ahora tengo más confianza en las cosas que digo, de repente no me tiro tan para abajo con solo tener una idea: ahora no me digo que mis ideas son tan malas, y pienso: da lo mismo si a los demás no les gusta.

Aún sufro porque me da ansiedad hablar con la gente, pero antes además de eso, me decía que mi idea era mala… Ahora tengo más confianza en lo que pienso, en lo que creo y quiero defender.
De todas formas he mejorado en mi ansiedad social, aún me pongo nerviosa pero al menos ahora depende del contexto el cuán nerviosa me ponga.

Lo que más me ayudó de la terapia fue cuando vimos cómo yo me trataba, y me dijiste “piensa en ti como alguien externo, ¿le dirías algo así a tu amiga? ¿Cómo las tratas a ellas? (…) ¿Y entonces por qué lo haces contigo?”.

Y fue como WOW. No es algo que a mí se me hubiera podido ocurrir.

Justo ese día me dije: por qué te lo haces a ti, si no se lo haces a tus amigas… Y me quedé pensando mucho tiempo en eso. Me quedó grabado.

No siempre lo logro pero a veces cuando estoy chata de sentirme mal, me digo: está bien que te sientas así, tienes razones, eres humano.

Como consejo a alguien en mi situación al inicio, le diría: hablar con la gente es necesario, intenta no explotar tú sola, ojalá lo compartas con alguien, aunque sea llorando. Y le diría que recuerde que hay soluciones, que busque ayuda. Anda a terapia, hace bien, incluso si no tienes algo puntual que te aprobleme, es un proceso y hay que tenerle paciencia, porque ayuda mucho.

Recomendaría trabajar con la Paz porque genera un ambiente agradable, incluso desde el inicio fue así, aun cuando no me gustaba hablar sobre mí, igual fue un ambiente SANO, amigable. Después se nota que ella intenta que la otra persona hable y escupa palabras si lo necesita, y le resulta.

Me gusta mucho el ambiente en las sesiones, en estas cosas es súper importante CONECTAR con quien estás haciendo terapia, porque al final si no te sientes cómoda, no va a funcionar.

Matías, 17 años.

Una vez estaba barriendo el living y tenía ganas de llorar y no sabía por qué, pero estaba súper triste. Mi mamá me preguntó qué me pasaba y yo le dije que estaba estresado por la universidad y que no estaba avanzando, y ella me dijo que pediría hora con una psicóloga.

Sentía un gran malestar estomacal, dolor, andaba incómodo, no me podía relajar completamente, ni al estar acostado, solo durmiendo me relajaba. También siempre estaba preocupado, estudiando y pensando en los otros ramos que no estaba estudiando, andaba a mil por hora.

Me sentía muy cansado, terminaba las clases y no podía hacer nada más, quedaba exhausto, y me sentía flojo porque no tenia energía.

Estaba deprimido todos los días, me podía reír pero estaba mal, no sabía qué hacer. El mundo se me vino abajo. Ahí verdaderamente toqué fondo, y no podía salir, no podía hacer nada al respecto.

Cuando tuve la primera sesión sentí esperanza, fue como una cuerda para salir de un pozo, fue como: si sigo con esto, voy a estar bien, voy a mejorar. En esa sesión aprendí que la ansiedad no se puede quitar, de hecho es necesaria, pero sí se puede sobrellevar. Hay una solución para esto, y eso me dio mucha esperanza.

A la tercera sesión ya comenzó a mejorar mi ánimo, me sentí más relajado, me costaba menos quedarme dormido, antes estaba como una hora despierto solo pensando, y ahora no pienso tanto, solo me duermo.

Empecé a notarme con menos ojeras, menos cansancio corporal, también en la mente la ansiedad no estaba, o sea, estaba, pero no me controlaba tanto ella a mi.

La relación con mi familia cambió, ahora me encuentran más rebelde, porque demuestro más mi carácter, antes era como un pollito, súper dependiente, y ahora trato de independizarme más, y a mis papás les cuesta darme más libertad.

Me siento más confiado en mí mismo, y antes mi confianza se depositaba en mis papás, y no tanto en mí.

Ahora tengo más energía para hacer lo que me gusta (por ejemplo, aprender a tocar guitarra) y cuando no me sale, me frustro, pero ya no me dura tanto el enojo como antes.

Lo que más me ayudó fue dibujar a mi ansiedad, así la pude separar de mí, saber que no soy yo. Ahora le digo: “ya te vi, déjame tranquilo, ahora no, después si querís”. Cuando voy a dormir, le digo “ahora no”, y simplemente duermo.

Antes yo creía que YO era la ansiedad, pero ahora sé que yo soy más que eso, y la mando lejos.

Como consejo a alguien que esté como yo estuve, le diría que trate de separar su ansiedad de él mismo, que él no es su ansiedad, que está sobre ella. Y también le diría que descanse más, porque no importa que no todo le salga perfecto.

Recomendaría trabajar con esta psicóloga porque a mi me ayudó, yo sí vi el cambio, lo experimenté yo mismo. Tuvimos solo 6 sesiones y estoy muy bien, soy la prueba de que la ansiedad se puede dominar, y no dejar que ella te domine a ti.

Verónica, 32 años.

Al llegar donde Paz estaba con crisis de pánico muy recurrentes que me asustaban mucho, perdí el control de mi vida, de mi mente y de mis sentimientos, una sensación que nunca había experimentado y por lo mismo fue mi primera terapia psicológica.

Fui recomendada por sus saberes sobre el manejo de la ansiedad. Yo me considero muy ansiosa y controladora, entonces tuve que llegar a las manos indicadas para tratar mi sentir.

Durante la terapia (6 sesiones) vi un avance con un conjunto de conversaciones, sobre todo en una en particular en donde no había soltado mis emociones y pude liberar todo, fue muy sanador. Además cerramos el ciclo con un ejercicio muy interesante que todos deberíamos hacer para analizarnos en profundidad.

Lo que más me ayudó fue analizar la vida de una forma más externa, explorar emociones, sacar conclusiones, sentir la empatía y la escucha, la confianza también de contar cosas que solo quedan entre paciente y profesional.

Como consejo a alguien en mi situación, le diría que fuera al psiquiatra y que una vez más controlados los síntomas se embarcara en una terapia psicológica para ir desglosando todo lo que se ha gatillado, ir comprendiendo, analizando, soltando y sanando.

Recomendaría trabajar con Paz porque es muy empática, cariñosa, auténtica y cercana, que es lo que una persona con estos síntomas necesita. Necesita escucha y comprensión. También amor.

Paz, 26 años.

Consulté cuando me sentía angustiada y agobiada y me daban miedo los momentos de sociabilización, hablar en público y conocer gente nueva.

Vi un post en el Instagram de la Paz donde decía que para socializar necesitaba tomar alcohol y me sentí identificada: yo lo necesitaba para poder relajarme en contextos sociales.

Me sentí muy en confianza cada vez que hablaba con la Paz, genera un espacio seguro y eso es agradable porque es lo que uno busca con una psicóloga para hablar estos temas difíciles de hablar. Además el programa era preciso para lo que estaba viviendo en ese momento de mi vida.

Mi ansiedad en general ha disminuido mucho, porque yo sufro ansiedad no solo social. La ansiedad social también me bajó mucho: he logrado identificar las situaciones que la gatillan y los motivos y he logrado entenderla y eso me ayuda porque soy racional, entiendo lo que me está pasando y ya no es algo desconocido.

Y he aprendido a tener más compasión conmigo misma, antes era: ¿por qué te pones así?, que eres tonta, y ahora no lo veo tan así.

He dejado de depender del alcohol, ahora tomo, pero poco y no rápido, y no lo necesito como antes.

Me siento mejor de ánimo y con menos ansiedad, mucho más tranquila.

Consejo a alguien con ansiedad social: Que busque ayuda porque es tan importante lograr romper esos miedos que uno tiene, ya que es la única manera de lograr los objetivos que uno tiene.

La única manera de lograrlo es haciendo, y si le da miedo socializar que es algo tan básico, nunca va a lograr sus metas.

Recomiendo a la Paz porque a mí me ayudó mucho y porque me siento muy segura y confiada, y sé que es un espacio seguro para decir cualquier cosa sin ser juzgada.