La relación entre el rubor facial, la eritrofobia y la ansiedad social.
¿Te has preguntado por qué te sonrojas?
Esta pregunta nos la hemos hecho muchas personas y lo curioso es que hasta hace poco tiempo, apenas se debatía sobre el rubor facial en la literatura científica.
Se le consideraba una reacción fisiológica normal y ocasional provocada por vergüenza e incomodidad frente a algunas situaciones sociales.
Charles Darwin, en su libro La Expresión de las Emociones en el Hombre y los Animales sostuvo que ruborizarse era “la más peculiar y la más humana de todas las expresiones” [1].
Destinó un capítulo entero al sonrojo (blushing), fenómeno que describió como un enrojecimiento del rostro (especialmente las mejillas), orejas y cuello, y en ocasiones otras partes del cuerpo “provocado por lo que otros piensan de nosotros”.
En una revisión más reciente, se define la experiencia de ruborizarse como “un enrojecimiento u oscurecimiento del rostro, orejas, cuello, y parte superior del pecho, que ocurre en respuesta a percibir el escrutinio o la evaluación social” [2].
Pero la pregunta es ¿es el sonrojo o rubor facial solo una respuesta normal e involuntaria frente a ciertas situaciones sociales?
Lo cierto es que la experiencia clínica indica que para algunas personas, la experiencia de sentir la emoción de la vergüenza, acompañada de sonrojo, puede llegar a producir sufrimiento psíquico e interferir significativamente con su funcionamiento normal, por ejemplo, limitándolas al momento de ir a comprar al negocio de la esquina o al dar una opinión en una reunión de trabajo.
Según este criterio de afectación se han definido dos tipos de sonrojo:
(1) el “normal” o esperable frente a ciertas situaciones, que ocurre de manera ocasional y no limita al individuo, y
(2) el que es más frecuente e intenso, causa dolor emocional e interfiere en distintas áreas de la vida de la persona (social, escolar, laboral, académica, ocupacional, familiar, etc.).
Éste ha sido denominado “sonrojo patológico”.
Desde el punto de vista de su velocidad de instalación y localización, se han descrito también dos tipos de sonrojo:
(1) el clásico rubor facial, de aparición rápida (en segundos), en el rostro, cuello y pabellones auriculares, que se propaga de modo uniforme por las áreas afectadas; y
(2) el sonrojo en oleadas (creeping blush), que ocurre más lentamente, apareciendo primero como manchas rojas localizadas preferentemente en la parte superior del pecho o en el cuello. Posteriormente, a lo largo de minutos, se extiende hacia arriba, comprometiendo la parte superior del cuello, la zona de las mandíbulas y las mejillas. Aun en su momento de máxima intensidad, el enrojecimiento en oleadas se presenta en forma de manchas y no de manera uniforme [2].
En los casos en que el sonrojo facial se considera patológico porque interfiere en la vida de la persona, puede tratarse de una eritrofobia y no es nada extraño que vaya acompañado del trastorno de ansiedad social, antiguamente denominado fobia social.
De acuerdo a un estudio, hasta el 50% de los pacientes que sufren de trastorno de ansiedad social declara ruborizarse [3].
¿Sabes qué es la eritrofobia?
La palabra eritrofobia viene de erythros (rojo) y phobos (miedo), más el sufijo –ia (cualidad). En conjunto significa ‘miedo irracional al color rojo’.
Entonces, la eritrofobia es el temor (fóbico) a sonrojarse o ruborizarse.
Mientras que la ansiedad social o Trastorno de Ansiedad Social (TAS) es el cuadro en el que la persona siente un alto grado de ansiedad o temor en situaciones sociales, usualmente debido al miedo a hacer algo embarazoso o tonto, dar una mala impresión, o ser juzgado y criticado por otros.
Los profesionales de salud mental utilizamos un manual para diagnosticar y guiar nuestras intervenciones con nuestros consultantes.
La última versión de este manual, llamada Manual Diagnóstico y Estadístico de la Asociación Norteamericana de Psiquiatría (DSM-5) [4]. caracteriza al TAS como un miedo persistente y marcado a distintas situaciones sociales o a desempeños en público por temor a que resulten bochornosos.
En esta versión se sostiene por primera vez, a diferencia de las versiones anteriores, que el sonrojarse es una respuesta física que constituye un sello del trastorno de ansiedad social, lo que hace justicia a un síntoma en gran parte ignorado.
Aunque la eritrofobia puede presentarse como un síntoma único, también suele ser parte de otros trastornos de ansiedad.
En estos casos, la persona que se pone roja se siente avergonzada por sonrojarse y entra en un círculo vicioso ya que al sentirse avergonzada, aumenta su ansiedad, y así sucesivamente.
A veces pasa que de solo pensar en ponerse roja, la persona se pone roja, adelantándose a la vergüenza y experimentándola por cosas que solo están ocurriendo en su mente.
Y es así como una respuesta natural del cuerpo puede llegar a ocasionar un miedo inmenso que limita la vida.
A lo largo de la vida hay numerosas situaciones en las que uno puede ruborizarse y, en general, no le damos mayor importancia a ese hecho.
Sin embargo, quienes sufren eritrofobia lo viven de un modo extremadamente negativo, pues para ellas es algo terrible.
Experimentar rubor facial les provoca un malestar intenso tal que evitan situaciones sociales en las que quepa la posibilidad del sonrojo.
Cuando la eritrofobia va acompañada de ansiedad social, la persona puede llegar a evitar un amplio rango de situaciones sociales, pudiendo llegar a aislarse de los demás y a ver su vida significativamente limitada.
En grados menos intensos, esa evitación puede hacerse mediante maquillaje, dejando caer el cabello delante del rostro o utilizando gafas de sol tras las que esconderse –o mascarillas en tiempos de pandemia.
Quien lo sufre se siente continuamente observado, así que prefiere relacionarse en lugares poco iluminados, o mantenerse cerca de fuentes de calor, o muy abrigado para atribuir el rojo de su rostro al calor.
Al llevar a cabo estas conductas, la situación puede agravarse ya que la principal causa de que el rubor siga apareciendo es su evitación.
Es decir, cuanto más intentamos no ponernos coloradas, más coloradas nos ponemos. El miedo y la ansiedad también incrementan ese sonrojo.
En psicoterapia se trabaja en que la persona gane suficiente seguridad como para abordar esa sensación de vergüenza de manera que pueda vivir el enrojecimiento de forma neutral, como algo más natural.
Además, la persona aprende numerosas estrategias para hacer frente a su ansiedad y para poner en práctica nuevas habilidades sociales y emocionales, las que paralelmente van reduciendo sus temores y aumentando su valentía.
¿Sientes que sufres de eritrofobia?
Ya sabemos que no es raro sufrir de eritrofobia y de ansiedad social al mismo tiempo, y la buena noticia es que existen tratamientos psicológicos efectivos para tratar ambos cuadros y que finalmente logres vivir una vida más libre.
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FUENTES DEL ARTÍCULO:
[1] Darwin C. The Expression of the Emotions in Man and Animals (200th Anniversary Edition). New York: Oxford University Press; 1872/2009.
[2] Leary MR, Britt TW, Cutlip WD 2nd, Templeton JL. Social blushing. Psychol Bull. 1992 Nov;112(3):446-60. | PubMed
[3] Amies PL, Gelder MG, Shaw PM. Social Phobia: A comparative clinical study. Br J Psychiatry 1983; 142:174-179.
[4] American Psychiatric Association. Diagnostic and Statistical Manual for Mental Disorders, 5th edition. Washington, DC: APA; 2013.