Testimonios de Pacientes

Paula
26 años

Antes de iniciar la terapia me sentía preocupada, triste, como un bicho raro. No quería seguir así, quería ser más libre y segura. Sentía que no podía hablar u opinar, o responder porque me ponía roja, y eso me tenía triste y limitada.

Empecé a trabajar con Paz en sesiones grupales y eso me hizo sentir que no soy la única a la que le pasa esto y me di cuenta que  a cada persona le afecta de manera distinta y entendí la lógica de cómo funciona la reacción fisiológica del cuerpo, eso me ayudó mucho.

Ahora he notado que hay situaciones que no sobre pienso, antes yo solía pensar “me estoy poniendo roja”, ahora ya no, ahora sigo con el tema y no le doy tiempo a eso, si bien no es un 100% del tiempo, pero ahora sí son más manejables los eventos.

Ahora suelo contar lo que me está pasando y para mi, hacer esto fue fundamental en todo este proceso, de hecho, cuando lo hablé con mi papá supe que a él también le pasaba, y a mi mamá también aunque no se le nota. Y ahora nuestra mirada familiar es más compasiva, ya nadie es el “único bicho raro”.

Sin duda ahora me siento más segura e interactúo un poco más en los eventos sociales, y esta seguridad en mí hace que lo pase mejor a donde voy y cada vez siento menos “la guata apretada” porque ya no estoy tan alerta ante todas las situaciones. 

Si tuviera que aconsejar a alguien con ansiedad social, le diría que se atreva a pedir ayuda y que se atreva a auto-ayudarse porque de lo contrario una se queda estancada en lo mismo y la verdad es que nunca es tarde para dar ese gran paso. Yo personalmente me felicito por el hecho de haberme atrevido a tomar las sesiones, a hablar, a abrirme, a tomar conciencia, fue mi gran paso.