Estaba cansada y aburrida de la situación, de la lucha de ¿cómo esto no pasa?, ¿cómo sigo así aún a mis casi 40 años? Quería que dejara de pasar, tener las herramientas para manejar la ansiedad.
Con Paz aprendí que sí había herramientas para superarlo, que era algo que tenía arreglo y que ella misma lo había vivido, se especializó y el escuchar “a mí también me pasó” me ayudó mucho.
Sé que esto no es que vaya a dejar de pasarme, pero ahora tengo las herramientas para enfrentarlo.
Al principio sentía incredulidad de las cosas que me decía Paz, mi mente me decía ‘no funciona’, ¿y si no puedo? Después me di cuenta que era un trabajo mental decir sí se puede, hay que probar, hay que atreverse. El decir: me da miedo pero lo hacemos con miedo. Soy valiente. Sé que esto me puede volver a pasar pero ahora lo veo más tranquila y sé que lo puedo enfrentar paso a paso.
Los cambios que veo en mí con la terapia es que me siento más tranquila para hablar, pude exponer frente al curso de mi hijo, me resultó todo bien, logré controlar la ansiedad, pude interactuar con la audiencia, entenderlos, estuve tranquila. No me autoflagelo ante las situaciones, ahora me hablo bien y cambio el foco. Mejoré mis habilidades de comunicación, las asimilé bien. Mi estado de ánimo ha estado bien, tranquila.
Si pudiera aconsejar a alguien con estas dificultades le diría que fuera a terapia, que SE PUEDE llevar la situación de una mejor manera, sin autocriticarse. Ahora yo fluyo mucho más, me conozco mejor y me quiero más, y con eso me puedo tratar mejor.
Paz realizó la terapia desde el conocimiento y desde el “a mí me pasó, yo estuve en el lugar que tú estás y estoy en el lugar en el que quiero llevar a las personas que llegan a tomar mi terapia”. Es esencial cuando uno entiende en el cuerpo y alma lo que a uno le pasa. Paz es capaz de entregar, entender y escuchar.