Testimonios de Pacientes

Laura
17 años

Cuando fui por primera vez a terapia, me sentía horrible. Tenía mucha pena, sentía ganas como de llorar todos los días, era de esa pena que no sabía de dónde venía, me despertaba y ya tenía pena… pena por existir.

También tenía ansiedad, pero no sabía que era ansiedad.

Nunca había tenido un espacio en el que simplemente tuviera que llegar y decir todo porque sí. Eso influyó harto en que me quisiera quedar en la terapia. Creo que en lo que llevo de la terapia ni siquiera pensé en irme en algún momento.

No me arrepiento de haberme quedado, no digo qué desperdicio, dentro del tiempo que llevo en esto fue choro entender de una vez por todas que en verdad no importa si es que me demoro en hablar con alguien, porque es importante hacerlo.

Estaba en una situación en la que sí o sí TENÍA QUE EXPRESAR LO QUE ME ESTABA PASANDO, y yo no sabía de eso, y me ha ido mejor ahora que sí hablo de las cosas.

Lo que más destaco como logro de la terapia es que por fin logré hacerle entender a mi cabezota que no está mal hablar con la gente sobre lo que me pasa, y he aprendido formas de cómo hacerlo y generar situaciones para intentar decir algo. No lo hago siempre, pero al menos ahora sé cómo hacerlo.

Antes tenía un bloqueo mental, tipo “¿cómo la gente hace esto?, ¿cómo la gente habla de sus sentimientos?”, yo no lo entendía y tampoco podía esperar que los otros supieran escucharme o darme algún consejo.

No creía que para alguien como yo fuera necesario que la gente la escuchara. Tenía tan en mente lo de que “quizás estoy malgastando el tiempo de la gente al decirle cómo estoy”. Simplemente al hacer eso me sentía mal. No sabía si el otro iba a aceptar escucharme.

Yo era muy así, de ningunearme todo el tiempo.

Creo que ahora tengo más confianza en las cosas que digo, de repente no me tiro tan para abajo con solo tener una idea: ahora no me digo que mis ideas son tan malas, y pienso: da lo mismo si a los demás no les gusta.

Aún sufro porque me da ansiedad hablar con la gente, pero antes además de eso, me decía que mi idea era mala… Ahora tengo más confianza en lo que pienso, en lo que creo y quiero defender.
De todas formas he mejorado en mi ansiedad social, aún me pongo nerviosa pero al menos ahora depende del contexto el cuán nerviosa me ponga.

Lo que más me ayudó de la terapia fue cuando vimos cómo yo me trataba, y me dijiste “piensa en ti como alguien externo, ¿le dirías algo así a tu amiga? ¿Cómo las tratas a ellas? (…) ¿Y entonces por qué lo haces contigo?”.

Y fue como WOW. No es algo que a mí se me hubiera podido ocurrir.

Justo ese día me dije: por qué te lo haces a ti, si no se lo haces a tus amigas… Y me quedé pensando mucho tiempo en eso. Me quedó grabado.

No siempre lo logro pero a veces cuando estoy chata de sentirme mal, me digo: está bien que te sientas así, tienes razones, eres humano.

Como consejo a alguien en mi situación al inicio, le diría: hablar con la gente es necesario, intenta no explotar tú sola, ojalá lo compartas con alguien, aunque sea llorando. Y le diría que recuerde que hay soluciones, que busque ayuda. Anda a terapia, hace bien, incluso si no tienes algo puntual que te aprobleme, es un proceso y hay que tenerle paciencia, porque ayuda mucho.

Recomendaría trabajar con la Paz porque genera un ambiente agradable, incluso desde el inicio fue así, aun cuando no me gustaba hablar sobre mí, igual fue un ambiente SANO, amigable. Después se nota que ella intenta que la otra persona hable y escupa palabras si lo necesita, y le resulta.

Me gusta mucho el ambiente en las sesiones, en estas cosas es súper importante CONECTAR con quien estás haciendo terapia, porque al final si no te sientes cómoda, no va a funcionar.